Las investigaciones, teorías
y conspiraciones asociadas a la vida extraterrestre, se formalizaron en la
década de los 40 del siglo pasado (1947). Unos años después, Rosswell apareció
en los mapas turísticos y hasta tuvimos acceso, como terrestres, a cierto
número de cadáveres alienígenas, cuyas naves se estrellaron raramente en
nuestro planeta, aunque probablemente, si realmente existieron, las naves
pudieron haber sido derribadas por pilotos expertos terrícolas volando primitivos
aparatos a reacción.
También es posible que
después de un viaje tan largo sin mantenimientos correctivos y preventivos,
justo cuando exploraban la tierra, fallaron los discóbolos voladores.
Los extraterrestres existen
en diferentes ámbitos manejados por los seres humanos. Ciencia ficción y
realidad dan vida a la pluralidad extraterrestre, que en cierto modo, queda cercada
en las franjas de un arco iris, contenedor de toda esta biodiversidad intangible por la
mayoría y palpable por unos pocos, que han tenido la oportunidad de ser
raptados como conejillos de indias por estos seres extraños, generalmente son
feos, amorfos y hasta repugnantes.
En una de las franjas coloras
se ubican los extraterrestres más arcaicos y grotescos, esencialmente por la
existencia limitada de efectos visuales en el cine, aunque los padres, los
grandes escritores como Orson Wells, por ejemplo, se encargaron a través de la
pluma, de incentivar la imaginación de los ávidos lectores amantes de la
ciencia ficción.
Por supuesto, a lo largo de
la historia, hasta los escritores recientes, se han documentado las apariciones
o avistamientos extraterrestres, que eran tan atemorizantes como los eclipses
de sol que impresionaban a las culturas tribales, pero fueron y son situaciones
aisladas, y muchas veces interpretadas como alienígenas por los arqueólogos al analizar
monumentos y piedras con escrituras.
En otra franja del arco iris
se ubican todos aquellos extraterrestres que viven y respiran en la imaginación
de esas personas que han encontrado en la conspiración, una manera de darle
sentido a sus existencias y a la vez menospreciar al ser humano antiguo,
considerado incapaz de construir las grandes obras que en la actualidad realzan
su grandeza.
Que diría una termita que en
la selva labora con miles de compañeras para construir una gran pirámide
amorfa, cientos de veces más alta que cada individuo de la colmena.
Imaginémosla descansando al pie de esa gran montaña diciendo: “No puedo creer
que yo haya sido parte de este proyecto, es imposible, seguramente miles de
termitas extraterrestres asumieron nuestras identidades y con poderes
sobrenaturales hicieron esta formidable guarida”.
La conspiración es una
inagotable fuente de energía, que alimenta la creatividad de los nuevos
productores independientes modernos. Por supuesto, millones de seres terrestres
subsisten gracias a las continuas investigaciones de las conspiraciones.
Pasando a las franjas
intermedias, las más coloridas, nos encontramos con la línea moderna de
extraterrestres que ha nutrido nuestros pensamientos futuros. Así es, se podría
decir que todo comenzó con Gene Rodenberry y Star Trek, su gran creación en los
sesenta, cuando James Tiberius Kirk, el Sr. Spock y demás oficiales del USS
Enterprise, viajaron por varios años osadamente donde nadie había estado antes.
Aún con efectos especiales en
pañales, Gene se las arregló para sembrar la semilla extraterrestre en las
próximas generaciones, sobre un futuro mucho más convincente que los pasados y
presentes, sobre los que se apoyan los detractores de la evolución humana.
Gene Rodemberry era realista,
no fue ambicioso respecto a los grandes logros en la exploración universal,
ciñéndose a la vulgar galaxia que nos contiene, y con el tiempo creció y nos
trajo una nueva generación con Jean Luc Picard, Data, Geordi La Forge, el
Primer oficial Riker, Wolf y demás miembros de la pandilla intergaláctica.
Posteriormente, los
relevistas terrestres del Gene Rodemberry tomaron el testigo y continuaron con
la saga, que inició la verdadera explosión extraterrestre, que se podía palpar,
imaginar, sentir como la propia conciencia, cuya exploración a la postre fue
más importante que la exploración física de nebulosas, agujeros negros, super
novas y otros seres extraterrestres.
La ventaja de los
extraterrestres modernos, incluyendo a la propia humanidad, era la igualdad, la
aceptación de un reducido grupo de bichos bien hechos, que sentían, comían y
respiraban como los perfectos humanos que actualmente creemos ser, obviamente
negando la exploración de nuestros lados obscuros, los cuales ocultamos como
las atrocidades cometidas por los grandes dictadores y opresores de los
pueblos.
Star Trek y los Treekis son
parte de la generación de extraterrestres vigentes, que genera ilusiones a los
ilusos despreciados por los tecnócratas modernos, quienes controlan la
existencia de millones de personas, por el simple placer de controlar y
adquirir poder. Digamos que el poder de la estupidez de los poderosos puede
oprimir, pero jamás podrá desplazarse libremente en los confines del universo.
Finalmente, esta franja
central es la más importante a mi criterio, porque en ella se escenifican todas
las posibilidades que una mente relativamente educada y abierta puede recrear cual cámara holográfica,
donde contamos con una hora diaria de diversión con el programa que nos
parezca.
Una cuarta franja alberga a
todos los nuevos extraterrestres que nacieron despues de Star trek, por ejemplo
la ópera espacial Star Wars, de George Lucas, con nuevos y raros seres que no
fueron procreados en nuestro planeta, al igual que cierta aproximación al
futuro robótico de la humanidad.
Otra saga extraterrestre
existente en nuestra realidad es StarGate, con El Coronel O´neill, Samantha
Carter, el Doctor Jackson y Teal´c, el extraterrestre sirviente de los Goauld
(Jaffa), convertido por los terrestres, para unirse a la lucha para liberar a
esta y otras galaxias de la opresión de Goaulds, espectros, Ori y otros especimenes
imaginarios.
Stargate, Stargate Atlantis y
Stargate Universe, representan otra realidad presente y hasta creíble, pero
primero debemos descubrir los portales para trasladarnos a otros planetas y
galaxias a través de los agujeros de gusanos creados por los antiguos, otros
exploradores curiosos que trataban de conectar un pequeño porcentaje del
espacio universal creado después del Big Bang.
Siempre que paso por Plaza
Venezuela observo con cierta curiosidad lo que pareciera ser una puerta a las
estrellas, aunque como buen amante de las conspiraciones podría decir que se trata
de una puerta estelar camuflada en forma de anillos que sirven para apuntalar
los túneles del Metro de Caracas. El semáforo siempre pareciera estar en contra
mía, porque cambia muy rápidamente a verde y no me deja observar por un mayor
periodo este pasadizo interestelar.
Los extraterrestres de
Stargate inclusive vienen al planeta tierra y como universales contenedores de
codicia, hacen todo tipo de negocios para maximizar las ganancias y
posteriormente retirarse a sus planetas, sin importarles la destrucción que dejan
atrás. ¿Esta situación les parece conocida? Particularmente creo que en nada se
diferencia con lo que cotidianamente observamos a nuestro alrededor, pero
partiendo de la veracidad de los hechos, esto implicaría que ya estamos
plagados de extraterrestres en nuestra amada bola de vida que llamamos hogar.
Bueno, ya estamos pasando de
los extraterrestres que viven en nuestra imaginación como los invasores de
David Vincent que no podían doblar el dedo meñique de la mano derecha, a los
que viven a nuestro lado, actuando de manera ilógica, como diría Spock, por lo
que deberían ser detenidos, pero ¿Quién lo hará?.
La quinta franja alberga a
uno de los extraterrestres mayores, quien ha convivido con nosotros desde
siempre, desde mucho antes que nuestros ancestros anduviesen dando brincos en
cuatro patas por las extensas llanuras africanas. Se trata del agua, si, el
agua, ya que según los profetas del desastre universal (científicos teóricos),
el agua que mayoritariamente nos rodea, no es terrestre, el agua es
extraterrestre y vino a depositarse en la tierra desde grandes cometas que la
impactaron millones de años atrás.
Bien interesante el asunto, no
entiendo como fue posible que el Hidrógeno y el Oxígeno no se pudiesen combinar
de tal manera para formar agua o vapor de agua. No, porque por lo visto,
inclusive el planeta y las reacciones que en él se produjeron no son dignas de
las teorías de formación que si se aceptan como verdaderas más allá de nuestras
fronteras. En otros confines del universo si pudo crearse la vida pero acá,
definitivamente fue improbable su origen.
Aunque, para mantener cierto
equilibrio, es posible que un gran porcentaje del agua terrestre se mezclara
con la proveniente de bolas de hielo que se anidaron acá, por ende, el agua netamente
terrestre, se contaminó con su homóloga extraterrestre.
El agua, considerándola como
un ser extraterrestre, realmente nos tiene rodeados, forma parte de nosotros,
por ende, sabe en todo momento lo que pensamos y haremos. En este caso, toda el
agua mantendría una especie de vínculo permanente, como lo hacían los Borg en
Star Trek The Next Generation, en consecuencia, inclusive nuestro sudor nos espía continuamente para
posteriormente transmitir la información. Otros espías o vigilantes son las frutas,
especialmente la patilla que es pura agua, al igual que los alimentos que
ingerimos, etc. Los únicos alimentos de los que podemos fiarnos, son aquellos
deshidratados, hasta que los coloquemos en agua para que vuelvan a su estado
normal.
Imaginemos la esquizofrenia
asociada al agua que nos rodea, nos vigila, nos contiene y nos persigue. La
paranoia sería extrema y las conspiraciones se convertirían en el pan nuestro
de cada día, ya que un solo vaso de agua contiene en si mismo, la historia
acumulada del planeta.
El agua bajo las premisas
previas, es vida extraterrestre que sostiene a la vida terrestre, el agua se
cuela, se moldea, pasa inadvertida y de paso la tragamos para que explore
nuestras entrañas a través de la sangre.
Igualmente en forma de humedad
contenida en el aire, la percibimos por nuestras narices para invadir
completamente nuestros pulmones y tener acceso directo a nuestro organismo.
En fin, el agua podría
considerarse como una entidad corpórea y extracorpórea, que sin mayores aspavientos
y preocupaciones nos controla y dirige nuestros destinos.
La sexta franja colora del
mencionado arco iris, no menos importante que los anteriores, está conformada
en su totalidad por Dios, como otro representante extraterrestre de todos los
tiempos, ya que según los rezos populares, Dios creo el cielo y la tierra,
aunque no creó el universo, porque previo al big bang, según Stephen Hawking,
no existía ni el tiempo ni el espacio, por tanto, mucho menos Dios. Todos los
Dioses que han nutrido la historia religiosa, las supersticiones, el
oscurantismo y demás supercherías, se pueden catalogar como extraterrestres por
sus condiciones creadoras que físicamente los desligan de esta obra de arte llamada
Planeta Tierra.
Podríamos afirmar, sin lugar
a dudas, que Dios es otro de los populares de este insignificante planeta
ubicado en un brazo de la vía láctea, por encima de sus descendientes y demás
colaboradores quienes si terminaron siendo engendrados dentro de la esfera
atmosférica que nos protege. Dios está en todas partes como el agua, y al igual
que éste líquido vital, rige las existencias de muchos y hasta los castiga,
cual niño malcriado divirtiéndose con una lagartija.
Gracias a Dios, muchas
personas son lo que son, pero no se dan cuenta que están adorando a una entidad
extraterrestre, que no se preocupan mucho por encontrar, aunque si se establece
una comunicación unidireccional.
Por supuesto, después de
Dios, nos encontramos en la séptima franja, cara a cara con el extraterrestre
que se cree menos extraterrestre que otros desconocidos. Se trata del hombre,
de la humanidad actual, que según un grupo de investigadores que tienen tanta
razón como el más perfecto inexperto, es un experimento extraterrestre, que se
inició unos cuantos millones de años atrás, con la siembra de su cuerpo y su
alma por parte de otras especies avanzadas para la época.
Transitando todas las etapas,
propias de la evolución, nos encontramos con el nuevo hombre del siglo 21,
cuyos ancestros pudieron ser extraterrestres elaborados meticulosamente por
unos bichos desarrollados, que probablemente, para la fecha, ya están extintos.
Ahora, más allá de las
obtusas consideraciones de quienes se niegan a creer en el hombre, y el
concepto de extraterrestre como tal, podría considerarse además que los
organismos unicelulares que iniciaron toda esta fiesta reproductiva, vinieron
del espacio para alojarse en la tierra y desarrollarse, por lo que tendríamos
que decir que nuestros ancestros son extraterrestres, al igual que el caso de
la plantación de homínidos.
Debemos tener cuidado con el
concepto “Extraterrestre”, porque si solo se tratara aquellas formas de vida
que nacen fuera del planeta, podríamos empezar a trabajar en el nacimiento del
primer extraterrestre en la estación espacial Internacional. Así resultará ser,
solo debemos encontrar a una pareja entusiasta y deseosa de experimentar
orgasmos ingrávidos, y después de asegurar la germinación de la semilla,
permanecer protegida en la estación por 9 meses hasta que el nuevo ser
extraterrestre nazca, ya sea normal como un humano, o totalmente amorfo por no
poderse desarrollar apropiadamente en este ambiente extraterrestre. De
cualquier manera, será un extraterrestre con el que podremos satisfacer nuestra
curiosidad científica y en cierto modo, disipar nuestros miedos.
Lamentablemente, nuestra ausencia
de conocimiento y arrogancia nos impiden imaginar la variedad de
extraterrestres que nos rodean, inclusive en otra dimensión, donde todos se
mueven mucho más rápido que nosotros y no pueden ser detectados, tal como
sucedió en un capítulo de Star Trek, donde quienes estaban en la dimensión
alterna se escuchaban como hipersónicos mosquitos dentro del Enterprise.
Imaginemos que pudiésemos
viajar en el tiempo y llegáramos precisamente a una frondosa pradera donde Lucy
corría rauda y libre (utilizo a Lucy porque he establecido cierta empatía con
este amasijo de huesos). ¿Qué haría ella al vernos? Obviamente huir despavorida
buscando un refugio donde ocultarse, o es que creían que se acercaría a nosotros
únicamente debido a nuestra belleza evolutiva. En ese caso, nosotros seríamos
los extraterrestres.
Vayamos unos milloncitos de
años más atrás, allá por el cretáceo del Mesozoico, unos 75 millones de años
antes de ahora, y seríamos nosotros los que correríamos despavoridos para
evitar que un tiranosaurio, digno representante extraterrestre, nos devorara.
¿Eran los antiguos seres
terrestres extraterrestres? Quizá un meteorito los trajo y otro se los llevó.
He aquí un asunto
interesante, porque la evolución es una especie de blasfemia para los fanáticos
de la vida extraterrestre que piensan en la germinación de la vida terrestre.
¿Acaso no pudieron sembrar a los dinosaurios también? Es posible que después de
sembrarlos, se multiplicaron de tal manera que ya no podían controlarlos, por
lo que decidieron desviar un meteorito para aniquilarlos y empezar de nuevo
unos millones de años más adelante, los cuales por supuesto, alcanzaron en unos
minutos porque tenían la posibilidad de viajar en el tiempo.
Sigamos con los
extraterrestres, y nos encontraremos con el extraterrestre mayor, el más
alejado en la franja, el sol, el astro rey, el “papaupa” que nos creó, el que
nos da vida y el que nos la quita.
Lo tenemos delante de los
ojos por muchas horas, lo adoramos, nos calentamos con él, le pedimos vitamina
D, tratamos de extraer una infinitésima parte de su energía y le tememos.
Si quisiéramos hablar de la
siembra de la vida en el planeta tierra, podríamos afirmar que un
extraterrestre nos sembró, aportando la energía que nos convirtió en lo que
somos. Claro, las plantas son más extraterrestres que nosotros porque
aprovechan al máximo la energía solar, para alimentarse y de paso nos mantienen
vivos.
Aunque el sol se encuentra a
unos 7 minutos a velocidad luz, se descarna diariamente para mantenernos vivos,
sin pedirnos nada a cambio, excepto cuando se enfada como el otro Dios y nos
lanza latigazos que nos ponen a temblar.
La conspiración
extraterrestre toma otro matiz, como sucede con el agua de la que estamos
hechos. El sol igualmente nos espía, nos recorre y está enterado de todos
nuestros secretos.
Más allá de la octava franja,
las tonalidades son difusas, aunque mantienen niveles de energía y espacio,
entendiéndose que la masa, según la teoría de Albert Einstein, también es
energía. Los demás extraterrestres aunque poco representativos, son variados
pero reducidos en número, y se asemejan a la expansión del universo observada
inicialmente a través del Hubble (telescopio orbital), el cual supuestamente se
está desacelerando, pero no se sabe si se detendrá para retraerse hacia otro
big bang o simplemente terminará extinguiéndose para formar un universo inerte.
No se sabe si estamos en un multiverso o somos únicos. Realmente ni siquiera
sabemos la edad real del universo, porque dependemos de lo que podemos observar
para establecerla. Todos odian por supuesto a la radiación del fondo cósmico,
que no permite ver más allá de los límites conocidos.
Como dicen por ahí: “Esto es
lo que hay”, en lo que a extraterrestres se refiere. Probablemente nuestra
intrínseca necesidad de exploración, limitada por nuestro conocimiento, es lo que nos empuja a
fantasear con estas entidades, incluyéndonos, porque sabemos, instintivamente,
que no viviremos lo suficiente para encontrarlas, tal y como las imaginamos.
Estamos contenidos en una
pequeña cápsula temporal que no representa nada en la historia del universo,
inclusive los dinosaurios fueron más prósperos que nosotros temporalmente
hablando, porque vivieron cientos de millones de años mientras que la humanidad
actual, con toda su historia documentada, solo ha transitado por un pasadizo de
unos cuantos millones de años partiendo de los ancestros que aún no se
consideraban hombres.
Solo nos queda seguir con los
programas de exploración espacial hacia los primeros planetas de nuestro
sistema solar, una gran hazaña por un lado pero una gran decepción por otro,
porque en el mejor de los casos, dentro de cien años, probablemente tendremos
la oportunidad de establecer un corredor espacial hacia los confines del
sistema solar, el cual se podrá transitar después de transcurridos varios
meses.
Es más probable que
alcancemos Andrómeda, nuestra más cercana galaxia porque ésta se está acercando
a nosotros que por méritos propios, pero esto ocurrirá pasados unos cuantos
miles de millones de años, así que más que preocuparnos por los
extraterrestres, que deben estar tan jodidos como nosotros para moverse en el
vasto vacío, deberíamos empezar a pensar en nuestra supervivencia, la cual está
amenazada por los terrestres, apartando las catástrofes que producirían
visitantes foráneos, no precisamente inteligentes como nosotros (meteoritos por
ejemplo).
El hombre, a diferencia de lo
que muchos creen, es capaz de crecer individualmente, sin la supuesta ayuda de
los extraterrestres, aunque este hecho es cuestionable, por nuestra condición terrestre
si tomamos en cuenta el entorno extraterrestre y nuestros posibles orígenes.
Ahora, más allá de las teorías y disertaciones, contamos con un punto de
partida, amparado por un pasado y un posible futuro, el cual depende de
nosotros y los demás factores, propios y foráneos, por lo que la relevancia se
centra en lo que haremos con la experiencia acumulada y nuestra capacidad de
innovación.
Mientras no veamos una
pirámide volando como una nave espacial, las capacidades e innovaciones son
propias, sazonadas con nuestros compañeros extraterrestres, claramente
palpables (agua, energía, dioses y sobre todo nuestra imaginación). Siempre
debemos tener en mente a las termitas que no cuentan con un rayo tractor que les
ayuda a construir sus grandes y prácticos hogares. Debemos pensar en nuestras
propias capacidades por encima de las tecnologías no descubiertas aún, que nos
permitirán hacer con un mínimo esfuerzo, las grandes obras que nuestros
ancestros erigieron sumando las fuerzas de millones de seres que dejaron sus
vidas en el intento.
Imaginemos las grandes
maquinarias utilizadas en minería, manejadas por operadores ubicados en una
caseta a 4 metros de altura, con pesos descomunales (miles de toneladas), y
capacidades de carga, que un siglo atrás, cualquier ser viviente consideraría
imposible de crear; aún hoy parecen obra de extraterrestres. Imaginemos las
grandes grúas que alzan decenas de toneladas de cualquier material, imaginemos
las grandes obras de ingeniería, los enormes puentes, las gigantescas presas.
Quien se imaginaría la construcción de un edificio de 800 metros de altura que
pudiese albergar a miles de personas, quien imaginaría, que un diminuto ser de
carne y hueso, es capaz de jugar con la gravedad (por lo menos aquí en la
tierra), una de las fuerzas fundamentales. Quien nos imaginaría volando con
posibilidades de rasgar ligeramente el espacio exterior al planeta.
A la postre, todo se trata
del aprovechamiento de la energía contenida en nosotros y en nuestro entorno.
Todo se trata de la imaginación, la inventiva, la fantasía, las iniciativas, el
pensamiento organizado y metódico, etc.
La conclusión es que los extraterrestres
si existen, somos nosotros, son nuestros creadores, nos mantienen vivos y nos
mantenemos vivos, más allá de las involuciones que hemos fomentado con la
destrucción de las civilizaciones que siglos atrás eran florecientes y
poderosas; de hecho, actualmente estamos jugando peligrosamente con los
recursos y si no somos precavidos, podríamos caer nuevamente en una etapa
oscura que derrumbará todos los esfuerzos
realizados durante los últimos cien años. Obviamente, a las posibles
debacles se le pueden sumar los imponderables universales que solo podemos
meramente controlar en nuestra mente a través de la ciencia ficción.
Los extraterrestres si
existen, el problema es que aún no hemos entendido que los miedos asociados a
su aparición son irrelevantes, porque siempre han convivido con nosotros, somos
nosotros.