martes, 27 de marzo de 2012

Hermano - Versión básica


Hola hermano...
                                       Por veredas voy.
                                       Acompasado bajo el azul ennegrecido.
                                       Pocos respiran, pocos viven.

           En secreto, culto de verdad.

Quisiera ver, recapitular.
Ser esposo de la realidad.

Gran círculo vicioso.

Aquí estás, en mi cuerpo.
                 Desgarrante limpieza.
                                         Ocultas al espíritu miserable.


              Pasos lustrados por la claridad.
              Atendiendo primeras oportunidades.





De pie observando las delicadas manos del niño.
Huérfano de protección.

                     Ten cuidado.
                                             Las esquinas muerden.
                                             Tu cumpleaños esta a la vuelta.
                                             Moja las velitas ornamentales.

Albergo medieval.
Armadura del tiempo transcurrido.


Un error... Dialecto extranjero.
No logro aprender. Cada quien es su maestro.


Envío postales al encanto olvidado.
                                  Un planeta plagado de seres simples.
                                  Miran con el corazón, miran por encima de la crueldad.


La vereda final despunta.
                   Inventar‚ una sonrisa desconocida.
                   Cerca, muy cerca. El oasis se aleja.
                   Bailar esa música, golpear con la voz.


Pinta tus máscaras.
            Cada quien hierve en su propia sangre,
fluido sobre la savia que espesa las hojas marchitas.
A gritos piden una escoba.

La primera etapa terminó.
                    Demasiado largas estas travesías.

                    Sopla fuerte, ayuda al viento.
                    La tendida ropa te lo agradecerá.
                    Simbiosis necesaria.
                    Pronto la usarás de nuevo, ligera, olorosa.


Estilos, maneras
Guarda el contenido del cofre dorado.
Canta las más alegras canciones en su interior. Reverberante de felicidad.


Despídete...

               Caricaturas del diario dominical.
               Tragedias de primera plana.
               Lava tus manos manchadas y busca revistas, colores.
               Toma esa bebida fría.

               Descansa a placer en el cojín que alberga tus humores.
               Suave, tierno.. Apoyo lamiendo tus cabellos.


                                                                                                                      Sinceramente....

El tiempo


Ilustrado con una pintura del genio Salvador Dalí “La persistencia de la memoria”

Consideraciones temporales.

- El tiempo es algo que utiliza la naturaleza para evitar que todo suceda al mismo tiempo (tomado de un programa de discovery channel).
- El paso del tiempo es directamente proporcional al estado de entropía mental de un individuo. A mayor entropía, más rápido pasa el tiempo y viceversa.
- Si le tenemos miedo al tiempo, implica que estamos vivos.
- El tiempo es el peor enemigo del aburrimiento celular.
- Si le damos tiempo al tiempo, perdemos el tiempo.
- El tiempo muerto destruye la continuidad.
- Cuando le damos tiempo al tiempo, aparte de perder el tiempo, pasa más tiempo (lingüísticamente, a este fenómeno se le denomina obviedad temporal intrínseca).
- La rectitud de la línea del tiempo, depende de la homogeneidad de los eventos. Si el tiempo de cada evento es fijo, podríamos hablar de una recta con la misma pendiente, es decir, una recta continua. Si el tiempo de cada evento difiere, la recta se construiría por tramos.
- El gusto por las cosas está condicionado por la capacidad de medir el tiempo.
- Para los seres vivos el tiempo implica una muerte segura.
- El tiempo es el mejor aliado de la muerte.
- Existir fuera de los espacios creados por el tiempo implica que existimos en una realidad desfasada.
- ¿Qué sucedió primero? ¿El tiempo o el espacio?
- ¿Dónde “carajo” estaba dios cuando no había tiempo ni espacio?
- La combinación de infinitos lapsos temporales con infinitesimales variaciones entre ellos, aún actuando independientemente creando espacios por doquier, definen nuestra percepción del tiempo.
- ¿Cuál tiempo es más importante? ¿El definido históricamente? o ¿El que asociamos a nuestra presencia física?
- ¿Cómo podríamos percibir el tiempo en un ambiente X donde no transcurre el tiempo? En este caso hipotético, los eventos ocurren y quedan flotando en el espacio, por ende sería necesario que cada evento, según nuestra percepción temporal, estuviera plenamente identificado para poder concatenarlo. En el mundo real, no es necesario identificar plenamente los eventos, porque estos se plasman directamente sobre la línea de tiempo que vamos creando. La ventaja del ambiente X es que los hechos siempre están a la mano, no envejecen, no quedan atrás, por ende, es posible vivirlos una y otra vez bajo las mismas premisas o simplemente obviarlos. En la realidad debemos recrearlos y no siempre todas las variables se cumplen según lo deseado.
- Hay quienes dicen que el tiempo se inicia cuando somos procreados. Particularmente creo que hemos sido parte del tiempo desde el mismo inicio del tiempo, y existimos gracias al tiempo transcurrido desde el génesis de la temporalidad.


Consideraciones de n-mesis.blogspot.com

- El tiempo es espacio, tomando en cuenta que cada cosa tiene su tiempo y su espacio. - - Si el tiempo no existiera, el espacio no se podría crear. ¿Para que sirve el tiempo si no hay espacio? El tiempo necesita del espacio para subsistir, caso contrario estaría concentrado en una singularidad de masa infinita.
- El calendario gregoriano es nuestro termómetro del tiempo actual, con él o sin él el tiempo pasa mientras haya espacio, y gracias a él, tenemos la fortuna de celebrar nuestros cumpleaños.
- El tiempo es transformación.
- Para el universo el tiempo es efímero.
- Para el tiempo la muerte es renovación.
- Para el tiempo el final es solo el comienzo.







jueves, 15 de marzo de 2012

Momentos


Yo...

El hijo indeseado del infierno.
 Busco caminos hacia el edén.

Blasfemo de cara a los pensamientos hipócritas.

            Epa...

            Viste galante por unos minutos.
            Es el precio de tu religión.
                        Camina acompañado entre columnas,  barrotes de los pensamientos.

Asiste puntual, semana tras semana, o día tras día, a las sesiones, tus mentiras.

            Cruza los dedos fuertemente.
            Confiesa tus pecados..
                                     Él te esta observando.

Escudriña  ávido cuanto puedas los salmos, no logras entender.

  Canta impune voz, adora al desconocido.

Es hora...
            Abraza con una falsa sonrisa a quien puedas.

Recuerda:"Ganará  el súbdito que logre más laureles”

Mira como niño ansioso, regalo preciado, sagrado alimento,                                                                    misteriosa salvación.

El niño no entiende. ¿ACASO TU SÍ?!

            No pienses, llegarás a nada.
Sigue aprendiendo de la rutina del acto.

Insigne realidad. Solo vive el momento.




EL FINAL...

Prepárate.

                        Inclina esa humanidad.
                        Recibe la esperada bendición.
                                                                                  Animal en cautiverio.


Dadiva bendita que a la postre será  alimento de cualquier cesto.

            Al fin, FELICIDAD...

            - Podemos ir a casa. Aquella fiesta.

¿Por qué seguir esperando? LARGUÉMONOS.


Yo...

El hijo indeseado del infierno.
         Busco caminos hacia el edén.

            Hasta luego personas.
            Despierten del sudoroso sueño.

                                                                       Es hora de repetir el proceso...


martes, 13 de marzo de 2012

Ocho minutos


                        En memoria de Boomersindo y Canelita (nuestros primeros hijos)

Lentamente amanece. Lo noto porque el despertador me lo ha advertido por lo menos en cinco ocasiones, y mi esposa ha balbuceado igual cantidad de veces, que me levante y lo apague. Al respecto, tomé la decisión de disponer de otro lapso de 8 minutos, hasta que el militar mañanero me ofrezca la posibilidad de iniciar la rutina o continuar el ciclo de relativo descanso.

Durante ese lapso, muchos pensamientos rebotan en mi cabeza, además de las típicas situaciones matutinas.
- Si me descuido, saldré después de las 6:15 y mi hijo llegará tarde al colegio
- En esta posición no voy a disfrutar los siete minutos que me quedan, ¿Será que me volteo? Bueno, verificaré mi aliento. ¡Madre mía!, ni yo mismo lo soporto, de todas maneras lo haré y colocaré la almohada entre mi esposa y mi persona, para aprovechar el tiempo.
- “BOOMER, cállate de una vez”. Se trata del macho pequinés mezclado con maltés, que ya quiere entrar a la casa, marcando sus uñas contra la puerta cual engendro prehistórico.
- Escucho además, la ambientación del juego de DS de mi hijo, que lo encendió justo cuando el despertador sonó por primera vez este día.
- “Hijo, por favor baja el volumen del juego y vístete”.
- Para colmo, al lado del despertador electrónico se encuentra un pequeño reloj que mi esposa me trajo de su más reciente viaje, y el bendito “tic - tac” que emerge de sus entrañas, se asemeja al canto de una rana platanera (Hypsiboas crepitans según Wikipedia), con complejo de tenor. Obviamente continúo sin conciliar el sueño deseado.
- Giro nuevamente hacia el reloj digital y me quedan 5 minutos para reiniciar la fiesta.
- “Hijo vístete que vamos a llegar tarde”.
- “BOOMER, cállate que todavía no es hora”.
- La luz del día se volvió insoportable, porque entra por todos los rincones posibles.
- ¿Cuántos pases tiene mi hijo durante el trimestre? Bueno, realmente este será el primero y el colegio permite seis. Si llegamos tarde hoy no será tan grave y diré que la cola estaba insoportable debido a un accidente de tránsito.
- Veo el reloj y me quedan 4 minutos. Podría cambiar la alarma y tomarme 10 minutos adicionales, o esperar el recordatorio de los ocho minutos para tomarme ocho más.
- Caramba, pero que frío hace, me arroparé para calentarme un rato. Seguro que con mi esposa me calentaría inmediatamente, pero mejor me quedo tranquilo para que no me regañe.
- “Hijo, apaga el juego y vístete”. “Papá, ya me vestí, solo tengo que colocarme los zapatos y cepillarme”. “Entonces cálzate y cepíllate”. “¿Papá, y tú cuándo te levantarás?, vamos a llegar tarde”. “Tú vístete y cálzate que estoy a punto de levantarme”.
- Ya faltan dos minutos para la próxima alarma, por lo que me concentro para relajarme.
- “BOOMER, te dije que dejes de aullar y golpear la puerta con la perola del agua”. Ese perro siempre me recuerda a los presidiarios protestando por algo.
- Para rematar, mi esposa se voltea y me dice: “Papi, ya amaneció, van a llegar tarde, recuerda comprar el libro que te pedí, verificar el saldo de la cuenta para pagar los regalos, compra pan y tráelo al mediodía, y si vas a almorzar con nosotros, pasa por el Arabito y compra comida para los tres”.
- Un minuto y contando, “tic - tac”, “tic - tac”, “guau guau”, “guau guau”, “papá ya estoy listo”, ¿me preparas un vaso de leche?, mi esposa insiste en nuestra salida para dormir tranquila y BOOMER sigue golpeando la puerta con la perola del agua. Mi cabeza está a punto de explotar y faltando unos veinte segundos para que suene el “Bip Bip Bip Bip”, “Bip Bip Bip Bip”, le coloco el seguro al despertador y me levanto violentamente.

Cual individuo con principio de derrame cerebral, me dirijo a la cocina, le abro la puerta a Boomer, quien tarda unos dos minutos en entrar por temor a que lo castigue, le tengo que rogar a canela (pareja de Boomer) que pase también, mezclo la leche y se la doy a mi hijo, le preparo un sándwich para el colegio, lo coloco con el jugo y el panqué en el bolso, le lleno la botella con agua fresca, me baño en menos de 8 minutos, me rasuro, me peino, me visto, me perfumo, le pido a mi hijo que apague todo y me despido de mi esposa, quien murmura: “Aleluya, por fin podré descansar un rato”.

Son las 6:25, y como cosa rara no consigo mis llaves, por lo que pierdo cinco valiosos minutos buscándolas. Ni corto ni perezoso, mi hijo enciende nuevamente el Nintendo DS para jugar otro poquito.

“Hijo, vámonos de una vez”

Estoy en la calle justo a las 6:30 am y pienso en el bendito pase, en consecuencia, me encomiendo a todos los santos. La vía está relativamente despejada por lo que creo que lo lograré. Durante todo el trayecto le digo a mi hijo que no se preocupe, porque llegaremos a tiempo.

A cinco minutos para las 07:00 am y casi en la entrada del colegio, empieza a llover torrencialmente y mi hijo me dice: “Papá, tómatelo con calma, ya que cuando llueve no dan pases por llegar tarde”.

Tribulaciones de un insomne (la droga)

Hoy en la noche intenté dormirme temprano para olvidarme por completo de esa droga, que me ha mantenido abstraído en estados dicotómicos; por un lado fuerte, alegre y extasiado mientras que por otro, nervioso, culpable, desesperado e irritable.

Pensé que por unas horas podría ocultarme bajo el agua que la transparente conciencia forma, manteniéndome pendiente únicamente del oxígeno acumulado en mis pulmones. Pensé, que tenía suficiente tiempo para vivir una especie de regresión al estado fetal, para, al amanecer, envuelto en un líquido y denso manto protector, despertar sobresaltado al esfumarse el aire de mi cuerpo.

Pero mis intentos fueron en vano, ya que aunque logre alcanzar un estado de somnolencia al cerrar los ojos, mi acelerada conciencia, bajo los efectos de la droga, tomó el control de la situación, consumiendo ávidamente la carga de oxígeno que creí suficiente para liberarme por unas horas de los extremos, que estiran y encogen mis emociones, convirtiéndolas en una pegajosa y agradable sustancia que simplemente no se puede quitar convenientemente con agua y jabón.

El estado de reposo esperado no se logra fácilmente, y cuando se alcanza, se asemeja a la vigilia nocturna del caza recompensas que camina con una fotografía de su presa montada en el cañón de la escopeta. Las pocas noches transcurridas parecen una eternidad, y lo peor, es que aunque se ha visto la presa en varias ocasiones, no se ha podido alcanzar.

No es posible simplemente cerrar los ojos y olvidarse de todo, porque la droga que trato de asimilar, alerta mis sentidos, convirtiendo inclusive el aleteo de una mariposa, en el vuelo, sonoro y aparatoso de un cóndor a ras de los árboles, el cual trunca el silencio propio de una despejada y verde pradera.

Ahora, pasada la media noche lo intentaré nuevamente, esperando que el cansancio y la cercanía del amanecer, sean suficientes para engañar a mi conciencia, haciéndole creer que puedo vivir incólume ante tales sensaciones exacerbadas.

PPZ

En ese recinto

La lucidez no tiene cabida, las verdades, llamaradas de fuego.
Los medicamentos formales o auto administrados pueden esperar.

Pensamientos apacibles y extremos. Danza ritual y cautivante.

No sobreviven las expresiones molestas, ni los golpes parte del
diario trajín.

Solo está él. Su cuerpo semi desnudo siente los rigores del frío pero las fuerzas para tomar un abrigo están en reposo. La poca y vistosa indumentaria aunque incompleta, expresa algo, nada interior. Uñas e medio cortar. Cabellos humedecidos por el ejercicio practicado previamente.

Un elixir característico.

En ese recinto... Su recinto….

Técnicamente él es dueño de las acciones, de las situaciones inimaginables, aborrecidas por muchos. Él puede hacer lo que se le antoje y jamás hacerlo público.
 
Tiempo indefinible, confuso. Horas cual segundos, que abarcan el laberinto de los recuerdos. Empañan al futuro.

Solo con sus latidos sincronizados a veces con los párpados.
Solo con el estridente sonido desarticulado. Un tinnitus que se asemeja a miles de trompetas, antesala de una historia épica. Inevitable deficiencia fisiológica.
Salvaje erosión de las superficies que albergan las cosechas no fructificadas aún.

Un estado somnoliento lo atornilla en el frío sofá, cual negra y potente fuerza de gravedad. Su humanidad pareciera ser absorbida lentamente por el característico mueble que alberga sus humores.
 
El rápido movimiento de las pupilas crea ilusiones y temores. Sus miembros pesan cada vez más, mientras el subconsciente escudriña los posibles sueños a recrear para acelerar el descanso.

La película corre aceleradamente en la pantalla colocada justo frente a sus ojos. Cada vez que los abre nota que el tiempo se ha diluido en su descanso temporal, una película discreta en la que debe atar los cabos para saber su contenido.

Él siente ocasionalmente los sonidos del entorno familiar y abre sus ojos para demostrar que no se ha rendido ante el reparador sueño. Su esposa se mueve como fantasma resolviendo tareas nocturnas del hogar, su hijo se levanta para ingerir agua, a veces con pesadillas por lo que le pide ser abrazado y despejar el miedo con su protección paternal.

En ese recinto... Su recinto….

La sesión culminó, se acabaron las monedas ficticias que casualmente encontró en sus bolsillos para activar las sensaciones. Ahora debe ir formalmente a la cama para levantarse en dos o tres horas e iniciar nuevamente la rutina del día.

Otro día ha de transcurrir para volver a entrar, el tiempo es necesario para abrir nuevamente la puerta.

Bastarán esas horas de existencia automática para saturar los pensamientos y transportarlo a esos momentos que lo desconectan de la realidad, donde los escrúpulos ni siquiera humedecen el ambiente para calmar la sed, en ese desierto que llamamos existencia.

En ese recinto...

domingo, 11 de marzo de 2012

Entrañas en blanco y negro


Buenos días cruel realidad


La realidad es temporal, tanto en el contexto de la vida como en cada uno de los lapsos que la componen.

La realidad es pulsante, sobresaliendo generalmente los estados estables y aburridos sobre los explosivos o notables.

Cuando la realidad es intensa por largos periodos, la rutina queda expuesta y devora la tranquilidad de las personas, lo cual es soportable a tempranas edades, pero con la madurez, el cuerpo generalmente no soporta tanta tensión, en consecuencia, nos apegamos a los picos temporales para establecer una especie de equilibrio, que nos permita brincar entre realidades deseadas pero difíciles de mantener en la mencionada rutina.

Pareciera que muchos individuos tratan de amoldar su figura a las áreas o volúmenes de esos picos periódicos, los cuales se asemejan al ambiente fetal donde la protección es extrema, para así desahogar las tensas vivencias que se acumulan en los tiempos rutinarios, generándose una especie de adicción a un juego o drogas, de los cuales podemos escapar, pero siempre quedan las huellas en la humanidad de cada ser vivo, equivalente a las permanentes estrías que marcan las carnes que se han hinchado durante la juventud.

La ventaja de lo dicho en el párrafo previo es que el cuerpo y la mente se acostumbran, se adaptan, inclusive se prostituyen, y lo que en la línea del tiempo pareciera una excitante aventura, se transforma igualmente en rutina, reduciéndose en consecuencia, los picos que creemos son la esencia de la felicidad. En este punto, las áreas o volúmenes contenidos en los picos se van reduciendo gradualmente hasta que estos se vuelven virtualmente invisibles y desaparecen de nuestro mapa presencial, momento en el cual nos encontramos en el umbral de la muerte, que representa la rutina definitiva de cada entidad corporea.

Como dicen por ahí, podemos estar muertos aún estando vivos, tratándose esta realidad de la antesala a lo inevitable, aunque sigamos creyendo que los picos artificiales que creamos o inventamos, son relojes existenciales que nos ofrecen tiempos adicionales para salir de la rutina.

La realidad es cruel aunque optemos por engañarnos pensando que es agradable en nuestro entorno inmediato. La cruel realidad nos saluda constantemente cada mañana, recordándonos en las caras y acciones de quienes nos acompañan, que la felicidad es un concepto etereo y extremadamente complicado.

Finalmente solo nos resta avanzar cual cazadores buscando áreas y volúmenes donde zambullirnos temporalmente para iniciar los cliclos ya conocidos, los cuales cierran a ratos las puertas de las realidades que no nos atrevemos a enfrentar.

Buenos días cruel realidad.

sábado, 10 de marzo de 2012

El Castigo




Dependiendo de los puntos de vistas, el castigo podría interpretarse intrínsecamente como una acción punitiva o simplemente sin saberlo, algunos individuos infligen ciertas formas de castigo a teceros. En el primer caso la intención es evidente y premeditada, mientras que en el segundo no es posible advertir la verdadera raíz del problema.


Independientemente de los casos, quienes son castigados, pocas veces logran descifrar el génesis que les afecta, por ende, simplemente actúan en contra y se revelan, si les es posible hacerlo.

Obviamente, las intensidades de los castigos establecen la potencia de la respuesta que se obtendrá, quienes responden, generalmente no se toman el tiempo para analizar las razones de los castigadores, sencillamente actúan de manera visceral como mecanismo de protección.

Cuando el verdugo y el castigado (quien a la larga también se convierte en verdugo), logren descifrar los orígenes de las mencionadas acciones, es posible llegar a un punto de equilibrio en el cual el castigo ya no tiene sentido, siempre y cuando, el no estar consciente de lo que se hace se convierte en un pinto de coincidencia. Los demás casos en cualquier dirección, son simplemente reflejo de las miserias humanas que normalmente se mantienen latentes en alguna zona oscura de nuestros pensamientos.

PPZ

jueves, 8 de marzo de 2012

Los bendecidos y los malditos (Los unos y los otros). Versión Beta




Antes de iniciar el tema, el autor aclara que dependiendo de las posiciones que los bendecidos, los otros y demás ciudadanos ocupen en la sociedad actual, probablemente adapten lo dicho a situaciones particulares, por ende, políticos, mafiosos, tracaleros, gigoloes, rufianes, gente común trabajadora, etc., pudieran verse reflejados en las descripciones siguientes, no implicando esto que realmente las flechas estén dirigidas hacia ellos. Por otro lado, el autor reitera su profundo respeto por las religiones, y en ningún momento pretende ofender a cualquier creyente.

La historia de estas personas, cuya sumatoria representa la totalidad de seres vivos en nuestro planeta, según el encapsulado entendimiento de un grupo de individuos que se considera bendito, se institucionalizó cuando Cristo, el hijo de Dios según la Biblia, comenzó a serrucharle el puesto a San Juan Bautista, quien a fuerza de creencia, trabajo y apoyándose en los recursos naturales (entiéndase agua bendecida y una vasijas de barro), había decidido forjarse una carrera como profeta, con derecho a estudios Mesiánicos.

“Juancho”, como cariñosamente lo apodaban sus allegados, sufrió las consecuencias del pensamiento mixto, inaceptable para los bendecidos de la época, los cuales se han multiplicado como polillas durante dos mil y tantos años.

Según la historia, Juan sabía que el currículum de Jesús era mucho más pesado que el suyo, y entendió, con solo ver la gran melena que tenía y esos ojazos azules (según visión Holliwoodense), que sus ambiciones iniciales debían ser modificadas, por lo que no le quedó más remedio que refrescarle la humanidad y volverse un fiel cordero de la causa. Cabe destacar que el carácter bendito por aquellos días y miles de años previos, se dividía en dos ramas perfectamente definidas: los bendecidos por las autoridades celestiales y los bendecidos por las autoridades terrenales.

Aunque Juan, profeta bendecido por quien no se veía, se apartó del camino para darle paso a la sensación del momento (Cristo), su lengua seguía predicando realidades que pocos querían escuchar, especialmente aquellos que se mantenían en el poder, por lo que finalmente le cortaron el pescuezo, esencialmente por los caprichos de una mujer, que aparte de contar con un despampanante cuerpazo y ciertas raíces reales, no tenía nada mejor que hacer, salvo joder la existencia de los otros.

Todos conocemos el resto de la historia mística del mundo, ya que aquí estamos, en el 2011, con centenares de religiones, pensamientos, opresiones y opresores, hambrunas, poderes extremos y demás cotidianeidades que rigen las vidas de los bendecidos, los otros y demás seres que no entran en esos estereotipos avalados por los bendecidos.

Continuando con el tema, para no perdernos en una interesante porción de la historia religiosa forjada por el ser humano, nos centraremos en todos los falsos emuladores de San Juan Bautista (de una manera muy tosca por cierto), para detallar someramente sus “aptitudes” mesiánicas. Estos señores, generalmente copian fielmente a un ser superior, que podría ser etéreo o de carne y hueso, creyendo por cierto, que ya ha salvado sus deterioradas almas.

Los bendecidos modernos y sus seguidores, son una fuerte especie en vías de extinción, como lo fueron sus predecesores en algún momento, para causar el Génesis de la nueva generación, que antes de ver las primeras luces, ya era decadente (probablemente por contar con una especie de marcador genético defectuoso).

Para muchos bendecidos, los otros no existen, son desleales, no merecen confianza, de hecho, ni siquiera los pueden ver a menudo porque enturbian sus condiciones magnánimas. Ciertos bendecidos se ocultan tras la coraza protectora de los capos que los bendijeron y a estos le lloran cada vez que sus reducidas agallas no les permiten tratar con los otros.

Los benditos, bautizados con las aguas más puras del planeta (embotelladas por empresas como Perrier o Evian), piensan que en algún momento, los otros harán algo en su contra. Los modernos bendecidos saben que la realidad es distinta a la que pregonan, pero mantienen enchufados en sus cerebros una especie de destornillador inhibidor del pensamiento realista, los valores y el sentido común, para manejar una línea filosófica extrema y caduca. El destornillador se asemeja a las láminas plásticas que se colocan en los relojes para mantenerlos suspendidos en el tiempo hasta que alguien los adquiera y los ponga a funcionar.

El resultado temporal de la mencionada analogía “destornillador-lámina plástica”, es que si los relojes pasan demasiado tiempo en el anaquel, siendo observados por millones de personas que no los compran, cuando finalmente son adquiridos y activados, la pilas, sus corazones, habrán fallecido y necesitarán ser reemplazados. Ciertamente, con una nueva pila, el reloj comenzará a andar, pero después de X cantidad de años, la tecnología habrá avanzado hasta tal punto, que el segundo erróneo que posee como desviación el reloj, después de funcionar un año, será una eternidad, comparado con las pocas milésimas de segundos erróneos que producen las nuevas máquinas del tiempo.

Precisas condiciones particulares permiten que estos relojes, usados por los bendecidos y los cuales le añaden tiempo el tiempo, se multipliquen aceptablemente, y contaminen el tiempo del resto de los mortales, manteniéndolos en una especie de sopor nocturno interminable. A partir del primer Tic Tac, los errores que rigen el tiempo de los bendecidos, se integran a la sociedad, por ende esa desviación anual se vuelve común e incluso se aplaude en condiciones particulaers; obviamente, solo el Mecías de turno y sus fanáticos pueden entender esta aberración tecnológica.

Los otros, no necesariamente mejores que los bendecidos, se mueven como personas en una dimensión alterna mucho más rápida, observando la creciente decadencia a su alrededor durante millones de microsegundos, contenidos en los pocos segundos adicionales que los relojes de los bendecidos producen. No nos equivoquemos respecto a la pureza de los otros, ya que muchos formaron parte del bando de los bendecidos durante periodos previos.

¿Qué pueden hacer los otros al respecto?
Muchas opciones son viables; la que más resalta es la reprogramación de los relojes de los bendecidos para que mensualmente resten a su tiempo un doceavo de segundo, a fin de alcanzar un segundo por año. Dicho segundo podría denominarse: “Segundo bisiesto” en honor a los gregorianos y el almanaque moderno, aunque no necesariamente exista una relación directa entre el concepto y la tarea.

Los otros podrían crear una rutina en sus relojes modernos para retrasar su funcionamiento e igualar la percepción del tiempo de los bendecidos. Debe quedar claro que esta acción no los convertirá en bendecidos automáticamente, pero les ayudará enormemente, porque el principal alimento de los bendecidos es la ciega obediencia alineada, acompañada por una especie de enfermedad mental degenerativa
.
Los otros, parcialmente vistos por los benditos, podrían igualmente seguir siendo personas que crecieron linealmente con padre y madre o criadores sustitutos; lo importante radica en los valores que no se pierden a cuenta del destornillador, la lámina plástica, la enfermedad desconocida o todas las anteriores. Al respecto, cualquier experto moderno en autoayuda probablemente diría que el cielo es el límite, mientras no sea bendecido y clasificado como propiedad de los benditos. Los otros piensan que 10 o 20 segundos es un periodo demasiado largo para soportar a los bendecidos.
.
Es interesante observar como un integrante de los otros recién bendecido, cambia completamente su actitud y se convierte en el mono que golpea a los nuevos amigos que entran a la jaula, certificando la ausencia de raciocinio y la proliferación de conductas adquiridas por imitación. Quizá esta sea una forma de escapatoria para soportar tantos años de abuso, porque existen pocos valientes que mantienen su alma intacta y se atreven a mantener el pescuezo a la vista, como lo hacía San Juan Bautista.

En el párrafo anterior radica la clave de la existencia única y representativa del ser humano con derechos y deberes, cuya espina dorsal no puede ser doblada y debilitada por técnicas de acupuntura certificadas por organizaciones celestiales (que solo los benditos conocen y utilizan). Una vez que el alma se pierde (no necesariamente debemos morir para perderla), desaparecen padres, madres, tíos, tías, amigos y demás valores que por años se esforzaron por crear unidades independientes pensantes. Al perderse el alma, el destornillador habrá sido clavado completamente en la cabeza, la lámina plástica habrá detenido al reloj interno y las enfermedades degenerativas empezarán a construir el túnel que guiará el desplazamiento fútil.

Mientras tanto, todo sigue sucediendo alrededor de los unos, los otros y los demás, las vidas continúan, al igual que las reiteradas quejas y cambios de bandos para acomodar las realidades individuales.

C´est la vie, como diría Jean Michel, un campesino cualquiera que vive en una de las tantas provincias de Francia.

Paolo Zotti

La infidelidad



No he podido verte por tres días, no he podido sentirte, manosearse, calentarte con mi aliento o frotarte contra mi pecho. Tu ausencia produce un vacío particular que no logro compensar, ni siquiera con el ambiente familiar.
 
Después de mantener una discreta relación por aproximadamente un año, nos hemos separado abruptamente, porque alguien descubrió nuestro pequeño secreto. Aunque hicimos todo lo posible para no ser capturados in fraganti, el plan falló. Las continuas miradas sobre ambos, socavaron el misterio de una limpia y apasionada relación que en una cierta forma de exilio habíamos formalizado.

No bastaron las planificaciones que cuidadosamente estudiamos para evitar que las acciones se convirtieran en rumores. No pudimos mantener alejados a los buitres que buscan noticias frescas para sacarles provecho.

Durante las celebraciones de fin de año no pude dejar de pensar en ti, inclusive durante el brindis de la medianoche. Sentía una total confusión al recordar todas las aventuras que juntos hemos disfrutado. Todos los lugares prohibidos que visitamos para intimar, los peligros que afrontamos, escondiéndonos de los conocidos, amigos y extraños.
 
Hoy, 3 de enero del 2011, me vestí con mis mejores galas y al llegar al trabajo, lo primero que hice fue llamar para preguntar por ti, pero me dijeron que no habías llegado, que no estabas lista, que nada sabían de tu paradero, aunque insistí e incluso me enfade por no oír la respuesta esperada. Al sentir mis manos atadas, silenciosamente lloré por tu ausencia.

Recuerdo los primeros meses de nuestra relación, cuando me olvidaba constantemente del número clave que me permitía obtener el placer que solo tu has sabido darme. Recuerdo cuando nos conocimos profundamente y nuestros pensamientos nos mantenían unidos sin necesidad de tener contacto físico. Recuerdo la intensa y detallada exploración de todo tu cuerpo, hecho que produjo satisfacciones orgásmicas.

Pero repentinamente, todo desapareció. Nuestras escapadas nocturnas, los regocijos temporales en el trabajo, los descansos después de ser bañado por tu néctar tan particular, los colores que definen tu personalidad, etc. El descubridor de nuestra infidelidad la utilizó para extorsionarte a fin de obtener provecho. Un perfecto desconocido, por lo menos para mi persona, descifró la realidad, y se involucró en esta relación sin ser invitado.

En principio creí que tú habías sido infiel, lo que podría catalogarse como una doble traición, pero después de analizar las circunstancias y tu forma de actuar, entendí que no tenías culpa alguna, ya que te manipularon sin tu consentimiento y el mío; entendí que como yo, fuiste una espectadora inocente que se pervirtió bajo amenaza.

Aunque lo entiendo y respeto tu decisión, no puedo evitar sentir ira, celos y dolor, ya que me pertenecías y no deseaba compartirte con nadie. Alguien penetró sin permiso la esencia que solo yo podía saborear y ahora a nadie perteneces, por haberse perdido la ilusión que te mantenía feliz y activa.

A pesar de denunciar la violación de tu intimidad, vil acción que trataron de remediar físicamente bloqueando tus movimientos, las marcas psicológicas generadas, no podrán ser borradas.

Me he resignado, ahora solo quedan los recuerdos, debo empezar de nuevo, pero no será igual, porque tú resides en mi memoria como la mejor experiencia vivida en muchos años. Después de llamar, me dijeron que debía cambiarte por otra y con estoicismo, he de acostumbrarme a las nuevas sensaciones que siempre me llevarán a ti. Estoy seguro que no te olvidaré y no me importa lo que otros digan; no me importa que nos hayan descubierto, no me importa retar al mundo y gritarle a todos que no me arrepiento. Siempre estarás conmigo, por lo menos en forma virtual, porque los grandes amores fuera del matrimonio, son como volcanes que nunca pierden su ardiente corazón. En mi espació controlado, eras mía y no estaba obligado a compartirte.

Ahora solo resta cultivar la paciencia y esperar por la respuesta del banco, para saber concretamente cuando me darán la nueva tarjeta de débito que te sustituirá. Tu clonación ocurrió el 30 de diciembre del 2010 y aún no termino de aceptarla. Espero que toda la plata que me hurtaron a través de ti, sea retornada a mis cuentas lo más pronto posible. Espero que la sustituta sea tan eficiente como tú y que obtenga por lo menos, las mismas emociones y beneficios que contigo logré.

Pompeo Paolo Zotti Forgione

miércoles, 7 de marzo de 2012

Tribulaciones de un insomne



Oscuridad plena atenta contra los temores ocultos, que muestran sus dientes afilados como dagas punzantes que se clavan en cada parte del cuerpo infligiendo dolor.

El simple hecho de no conocer los motivos que lastran mi cuerpo pero no permiten cerrar mis ojos, perturba las miradas borrosas debido a la cortina de agua que producen los humores nocturnos.

La ceguera se siente como la plena impotencia arrastrando al cuerpo por un torrente caudaloso, que golpea la cabeza una y otra vez contra miles de rocas que definen el camino acuoso. No importa cuantas veces trate de aferrarme a cualquiera de ellas para detener el descontrolado remolino que me arrastra, no importa como lo haga, mis dedos simplemente no tienen la fuerza suficiente para asirme y detenerme.

El deseado sueño está lejano, se encuentra al final del camino, pero al llegar a él ya no lo podré disfrutar porque habrá amanecido y la rutina debe comenzar de nuevo. Esa rutina que me persigue implacablemente como un águila hambrienta a punto de atrapar a un débil pajarillo en un interminable pasillo, que contiene demasiadas puertas por abrir para escapar. Cada puerta que abro me conecta con otro pasillo más profundo.

El tiempo se ha vuelto un enemigo de cuidado contra el que no puedo luchar. Puedo engañarlo temporalmente, pero reiteradamente retoma el control, devorando los espacios, que desearía almacenar en una jaula para posteriormente liberarlos y disfrutarlos.

El sonido ensordecedor del agua retumbando en los oídos no se detiene, no es posible hallar la tranquilidad deseada. Siento que mi fortaleza se derrite lentamente como estatuas de cera en un pavoroso incendio mientras la mirada perdida se mantiene incólume. Trato de olvidarme a ratos de lo que me sucede pero resulta imposible, el agua no se detiene, las rocas no se acaban, los sonidos no me permiten escuchar, el ciclo continúa.

Trato de mantenerme en un lugar seguro pero no lo logro. Giro y giro cual rata de laboratorio bajo los efectos de una droga experimental, en una mini rueda de feria, cuya velocidad de rotación es controlada por un científico enajenado que no puede parar de pulsar el malévolo botón que controla su subconsciente mientras escribe notas con su mano libre. Cada vez que doy una vuelta y me encuentro con la cara de este individuo, logro ver sus ojos inyectados en sangre mostrando un morboso deseo por el premio deseado.

Escucho voces lejanas que tratan de guiarme pero no las ubico, los sonidos vienen de todos lados, no logro orientarme.

Solo me queda esperar, cerrar los ojos que no pueden ver, dejarme llevar por las voces que me envuelven y aguardar a que todo termine. 

Pompeo Paolo Zotti Forgione

sábado, 3 de marzo de 2012

Una minúscula visión del mundo (versión corta adaptada a la navidad que no caduca).


Son casi las 12 de la noche, y el mármol se siente bajo los pies desnudos como un bloque de hielo que genera una procesión de hormigas en las extremidades inferiores.

Los adornos de siempre decoran un sombrío y desolado hogar, en el cual no ha sido posible fundar una familia. A pesar de todo, las paredes se mantienen impecables y están perfectamente definidas, inclusive las arañas se desplazan de manera enloquecida para aplicar estrategias particulares, a fin de escapar de la metodicidad que este hombre, quien ya ronda los 70 años, aplica al limpiar el lugar.

Con un desarticulado movimiento, se levanta el ser del mueble que lo mantenía enterrado en las entrañas de una profunda concentración, necesaria para volar a ras de las tinieblas que caracterizan la habitación.

El sigiloso asomo por el gran ventanal muestra una realidad paralela, donde pareciera existir otra civilización. El refugio del Señor se vincula a este ambiente peculiar, únicamente a través de las interpretaciones de cada observador, el interno y el externo.

En el exterior, la gente se debate en el lodo de las traiciones, la indiferencia, los celos y los deseos orientados hacia lo inalcanzable. Aún así, vistas las personas desde adentro, parecieran interpretar una de las películas mudas más taquilleras de la historia del cine.

La ventana se ilumina con grandes frases luminosas cuyos escudos son las enormes estructuras que las sostienen. Sus luces saborean periódicamente a la ciudad que se mantiene despierta y solamente las nubes son capaces de acariciarlas a su antojo.

Abajo, justo sobre el concreto y el asfalto, se vive una especie de historia de amor forzada, ya que cientos de amos despiadados vociferan miles de palabras sobre almas oprimidas, algunas errantes. Los rostros de los obreros al servicio del dinero y la ignorancia, se notan extremadamente demacrados, asemejándose a espejos expuestos a la continua intemperie.

Invisibles unidades trabajan de sol a sol, estableciendo constantemente encrucijadas sin direcciones de partida palpables, vigorizando una monotonía inestable y absurda que se puede sentir en ambos ambientes, el protegido donde es posible respirar profundamente, y el acelerado, donde la fusión de olores citadinos provoca nauseabundos malestares a quienes por allí pasan.

Deseos inconclusos que se arrastran suplicantes en el valle de pupilas multicolores, celebraciones de fallecimientos, compartir comida con mascotas que generalmente se alimentan mejor que los dueños, pagos de obligaciones que se discuten abiertamente, sexo callejero e innumerables posibilidades observables.

Destacan las pecosas y angelicales criaturas que suplican por una limosna mientras las madres las controlan cual insoportables fisgonas. Estos ángeles pintados por la contaminación ambiental que caracteriza las calles de las grandes metrópolis, aprovechan cualquier momento disponible para jugar con sus amigos, para patear un balón, para degustar deliciosas sobras que lograron esconder del gendarme que las parió.

Los artistas de la calle captan perfectamente estas imágenes, aliñadas con el placer que otorgan las mujeres casuales, cuya infancia fue análoga a la de las niñas pedigüeñas. En este mundo paralelo para el Señor que observa, cada quien tiene su dueño, y cada dueño actúa como un banco cuyos intereses son extremadamente filosos.

En el interior, el individuo mantiene el equilibrio con el bastón y el marco de la ventana que no abre para protegerse del frío decembrino y los olores que tanto odia. Ese bastón que en su juventud fue la sangrienta espada del gladiador, unos años atrás la llave de la ciudad añorada y en la actualidad, el simple y necesario apoyo para no caer.

Mientras empuña fuertemente la suave curvatura que ha formado un surco en la palma de su mano, piensa el Señor: ¿Cómo estarán mis hijos?, ¿En que lugar se encontrarán mis viejos amigos?, ¿En la cama de quién dormirá aquella niña esta noche?, ¿Será golpeada nuevamente por el compañero drogadicto de su madre? Ellos alegran mi corazón, por lo que esta noche, antes de dormir, rezaré nuevamente por todos.

Las memorias del Señor yacen en los deteriorados caminos labrados en cada centímetro de piel, equivalentes a ramales de una complicada autopista construida a costa de los odiados errores que no prefiere recordar. Las intersecciones y vías sin señalización, se asemejan a documentos que aunque se escribieron por años, no se pueden leer.

Su raciocinio está estrictamente ligado a los dolores que lo aquejan, los cuales podrían ser calmados definitivamente con la ingesta de todos los medicamentos que le han recetado. Esta opción suicida pasa continuamente por su mente, pero no se atreve a dar el gran paso, limitándose a tomar su dosis del momento.

Que irónica y vacía se siente la vida cuando los objetivos son motivos para sentir vergüenza, y por orgullo no se desea volver atrás, cuando los frutos del árbol se vuelven inalcanzables por estar este al pie de un abismo.

Los colores de este lienzo se realzan con la celebración del nacimiento del divino niño, para irse opacando gradualmente con el pasar de los meses. El lienzo, cual macabra obra, recobra vida, color y valor, con las fiestas en las que supuestamente nuestra personalidad cambia y nos acercamos más a las dimensiones que rodean a terceros individuos.

Detrás de la ventana, el señor observa el reflejo del costoso arbolito con miles de lucecitas multicolores, que a principios del mes mandó a colocar para recordar la paradoja festiva llamada Navidad, donde nuestro acercamiento civilizado, se contradice con las excesivas dosis de alcohol y alimentos que destruyen paulatinamente los cuerpos que nos sustentan. Por supuesto, la destrucción también puede ser definitiva si caemos en las garras del destino controlado por otros o simplemente la suerte nos abandona. Que decir de la feria que no duerme al otro lado de la ventana, cuya contaminación sonora se realza con los petardos y demás explosivos que mutilan los sentidos y tímpanos de los inocentes espectadores. Solo quienes se movilizan entre la muchedumbre como perezas pueden mantener cierto nivel de aislamiento dentro de los vehículos, pero igualmente transpiran estrés y amargura.

La Navidad le recuerda al señor que un año más ha pasado, por lo que es hora de renovar el seguro de vida para beneficiar en un plazo perentorio, a quienes virtualmente le desean la muerte para cobrar los dividendos. La Navidad se ha convertido en una especie de juego de resistencia, en el cual, el hecho de vivir las variopintas realidades, compensa el sufrimiento que el gastado cuerpo sigue experimentando. Las necesidades de quienes desean la desaparición física del Señor son complementos vitamínicos y proteínicos que lo nutren para mantener funcionando al organismo.

Ni un paso atrás, como dirían los fanáticos de cualquier causa, es la consigna del Señor, quien ha tenido la oportunidad de abrir la ventana y respirar a plenitud las impurezas de la distorsionada sociedad que le rodea, pero no lo hace. Para él, resulta sumamente difícil salir de las cuatro paredes en las que se refugia para contaminarse con los pensamientos y deseos de esas personas, que lo han acompañado silenciosamente por décadas. Esta ironía existencial resulta incomprensible, pero simplemente sucede y seguirá sucediendo, cobijada por las quejas de quienes la viven sin tomar acciones trascendentales que les den sentido a sus travesías terrenales.

No existen opciones viables, y las horas seguirán pasando hasta el inicio del nuevo año, cuando sentado en una banqueta municipal ubicada justo frente a la principal morgue de la ciudad, podrá observar en la prensa sensacionalista, los cincuenta o sesenta fallecidos de la fecha y comentará con su fiel cuidadora, que el mundo se está acercando a su fin. Allí mirará con nostalgia a través de las paredes del edificio que alberga a los cuerpos que dejaron de ser personas para quienes los manipulan como piezas de carnicería. Solamente allí sus deseos por compartir esa especial condición se hinchan como las carnes de sus compañeros silenciosos.

De vuelta a la habitación, después de volar con su imaginación por unos minutos, el Señor se arma de valor y decide abrir la ventana por primera vez desde que habita esa fortaleza. Como puede y aplicando las pocas fuerzas que aún le acompañan, logra liberar los cerrojos que lo aíslan. Su primera sensación es un frío extremo que se anida sobre su corrugada coraza y el retumbar de muchas voces que al mismo tiempo se comunican. El Señor se siente desorientado por el repentino cambio que le hace temblar, y clavando varias veces el bastón en la piedra pulida, retorna a la usual posición, para finalmente sentarse a descansar en el cómodo sofá que alberga sus humores.

Él cierra sus ojos y trata de relajarse, pero no lo logra ya que las vibraciones de explosiones externas y las voces, parecieran concentrarse y rebotar en su pecho una y otra vez. El Señor piensa que si aplica los métodos de relajación aprendidos en su juventud, podrá abstraerse de la realidad, y de hecho lo logra, sumergiéndose en el silencio absoluto, perturbado únicamente por el conocido tono del tinnitus que lo acompaña desde su época roquera.

Pasados unos segundos, inclusive el tono desaparece y se escucha una voz profunda que dice: “Enfermera, no podemos hacer más nada por este anciano, anote las 12:00 am como hora de su muerte y Feliz Navidad equipo, ya se acabó nuestro turno, por lo que los espero en la tasca de Pepe”.

Pompeo Paolo Zotti Forgione

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