lunes, 29 de febrero de 2016

Mr. Black

Soy único entre mis negros compañeros.
Soy quien puede hurgar en las entrañas de tus miedos.
No necesito pensar por cuenta propia porque es más emocionante alimentarme con tus pensamientos.
En mis garras yacen secos como jeroglíficos tus líquidos vitales.
Soy aquel que quirúrgicamente limpia los fantasmas que no puedes enjabonar y limpiar.
Disfrútame mientras exista.

domingo, 28 de febrero de 2016

Sombras citadinas.


Una ciudad decorada con basura es el paraíso de los hambrientos, esos seres oscuros que se mueven como sombras entre nosotros.
Sus dientes amarillentos y filosos los hacen ver feroces, pero la realidad es otra, simplemente esperan condescendencia y amabilidad de quienes los usan como bandera para cometer sus fechorías.
Dame algo para comer, no me importa si debo hurgar como carroñero, al fin y al cabo, soy negro, soy una sombra, que se nutre de los desperdicios que generas, por ende, siempre me llevarás a cuestas.
PAO.

Pensamiento del día (de las culpas del Niño).


- El Niño no es culpable del bajo porcentaje de facturación por consumo de agua potable en el ámbito de responsabilidad de las empresas Hidrológicas de este país, hecho que no permite a los ciudadanos ajustarse a un consumo racional per cápita no superior s 250 Litros por persona por día (LPPD). Históricamente, el promedio en épocas de servicio continuo supera los 400 LPPD, lo que implica un desperdicio apreciable en el uso de las aguas almacenadas que se potabilizan.
- El Niño no es culpable de la ausencia de sentido común de los dirigentes para entender que se debe invertir dinero en los programas de reducción de pérdidas de agua en los sistemas de conducción y distribución.
- El Niño no es culpable de la falta de guáramo de los dirigentes de las Hidrológicas, casa Matriz y Ministerio Responsable para proponer un sistema tarifario acorde a la realidad económica del país y pedir su aprobación al Ejecutivo nacional. El costo de un café grande en Venezuela (180 Bolívares), probablemente es superior al monto mensual que se le factura a más del 75% de la población por un consumo mensual de 30.000 litros de agua.
- El Niño no es culpable de la Desinversión que han sido objeto las plantas de tratamiento de agua cruda para convertirla en agua potable y las estaciones de bombeo, es decir, la falta de planificación en la obtención de recursos y la implementación de los programas de rehabilitación.
- El Niño no es culpable de la contaminación de algunos embalses propiciada por el transvase desde otras fuentes cuya calidad es inadecuada y se encuentra fuera de normas.
- El Niño no es culpable de la inobservancia por parte de los responsables gubernamentales en lo que se refiere a la difusión de permanentes campañas por todos los medios audiovisuales de este país, a fin de concientizar a los ciudadanos en el uso y consumo de agua potable.
- El Niño no es culpable de las reiteradas reparaciones de fugas que realizan muchas cuadrillas en el mismo sitio por no contar con una supervisión adecuada y el conocimiento necesario para no desperdiciar agua potable y dinero.
- El Niño no es culpable de la falta de Planificación del entorno Hídrico en lo que a control de extracción de los embalses se refiere, tomando en cuenta historia pluviométrica, datos de consumos, crecimiento poblacional, nuevas incorporaciones, etc.
- El Niño no es culpable del retraso en la puesta en servicio de nuevos embalses y sistemas de producción y potabilización previstos más de treinta años atrás (Tuy IV).
- El Niño no es culpable de la falta de control y sanciones por parte de los Ministerios Ambientales o Ecoturisticos, a las empresas que contaminan con desechos tóxicos las fuentes de agua de este país.
- El Niño no es culpable de la falta de control y eliminación de tomas ilegales en los Sistemas de Conducción y distribución de agua por parte de las empresas Hidrológicas y los cuerpos de seguridad del estado.
- El Niño no es culpable de la falta de vocación de muchos servidores públicos en Venezuela, quienes creen estar por encima de aquellos que les pagan el sueldo y los irrespetan con sus acciones, omisiones, trato, etc.
- El Niño no es responsable de la falta de comprensión y análisis creativo de quienes están encargados de los asuntos Hidrológicos en este país, esos que no han terminado de entender que si la mayoría de los ciudadanos entiende su rol y responsabilidad en el uso del agua potable, el consumo podría reducirse alrededor de un 35%, disminuyéndose con una proporcionalidad equivalente el gasto de energía eléctrica, cuyo ahorro se descargaría de la producción de Hidroenergía, otorgando por ende mayores días de reserva para producir electricidad. Por otro lado, al disminuirse la producción, se reduce también el gasto vinculado a las sustancias químicas, además de facilitar el tratamiento por la disminución del caudal procesado. Todos los ahorros asociados a la racionalización del consumo, generan ingresos adicionales para mejorar los sueldos de los empleados, crean una disponibilidad monetaria para rehabilitar los sistemas que funcionan de manera irregular y permite ofrecer un mejor servicio a la gente, en lo que a calidad y continuidad se refiere.
- El Niño no es culpable cuando muchísimos Servidores Públicos son en realidad Servidores Políticos.
-El Niño no es responsable de muchísimas otras anomalías que condicionan la calidad y continuidad del agua potable que deberíamos recibir en todo el territorio nacional.
El Niño no es culpable, el Niño es una variable más de la ecuación de servicio, el culpable es el adulto y mientras éste siga responsabilizando al Niño por sus informalidades profesionales, ignorancia, desconocimiento técnico, ineficiencia y falta de sentido común, poco avanzaremos en la mejora de los servicios públicos en este país.
El Niño es el menor de nuestros problemas en lo que a falla de servicios públicos se refiere, pero paralelamente es la mejor excusa enmascarada por su intangibilidad a la hora de pedir explicaciones.
PAO.

domingo, 21 de febrero de 2016

Cumpleaños en rojo.


6;45 en una tarde brumosa y extremadamente caliente, las sombras eran chispas que encendían las fotocélulas de la iluminación en las calles, en las clínicas y demás edificaciones que cumplían con los estándares energéticos de la ciudad.
Maruchita, como cariñosamente le apodaba la familia, llegó a la mejor clínica del Municipio para saber respecto a la condición de su padre, un exitoso y multimillonario empresario que había sufrido un atentado por parte de unos maleantes que que`ían robarle el vehículo y secuestrarlo para cobrar rescate, pero como buen soldado entrenado por grupos élites, su pasión en los ratos libres de su ajetreada vida de negocios, no permitió que el trío organizado cumpliera su objetivo, matando a dos de ellos e hiriendo al tercero, no sin antes recibir tres impactos de bala, una en la cabeza, otra en el pecho y la tercera en su pierna derecha, lo que ameritó una operación complicada, la cual se había extendido por más de tres horas.
Ese día, Maruchita, una niña tosca, acostumbrada a las actividades propias de los varones de su edad, cumplía quince años, y su padre le había prometido la mejor fiesta de todas las que hubiese tenido previamente, todo el día en el colegio estuvo pendiente de la celebración, por lo que no fue informada de la condición del padre hasta que el jefe del grupo de cirujanos le dijo a la familia que las probabilidades del millonario eran limitadas, por lo que sería conveniente que las personas indicadas estuvieran cerca si lograba por lo menos sobrevivir un tiempo a la operación para despedirse.
Un grupo de guarda espaldas irrumpió en el colegio, protegido con tres camionetas negras cuyo tránsito por la ciudad erá agilizado por tres motorizados gubernamentales que formaban parte de la comitiva de seguridad. Al llegar Maruchita a la clínica, corrió directamente al quirófano oeste, donde los galenos trataban de salvar al padre y se refugió en el regazo de la madre cuya cara no era precisamente la de una mujer que esperara lo mejor de la situación.
Pasaron dos horas, de pronto el jefe de cirujanos salió cabizbajo del quirófano, madre e hija temieron lo peor, y así sucedió.
-Estoy sumamente apenado, pero no pudimos salvarlo, los daños eran extensos y el Sr. López no resistió, lo siento muchísimo. Debo ir a servicios asistenciales para coordinar con su abogado todos los trámites posteriores a la autopsia de ley, les avisaré cuando puedan verlo.
Maruchita no se lo podía creer, el día más feliz de su vida, en un suspiro se había convertido , en un infierno, su padre querido, el ser todopoderoso había muerto, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, su voz entrecortada, le temblaban las piernas, aún así quería ver a su héroe, su protector, su manto invencible junto a su madre, quien también se mostraba incrédula.
- Quiero ver a papá Doctor.
- Srta. debe esperar unos 30 minutos, ya que los asistentes están limpiándolo y preparándolo para tal fin.
- No me interesa, replicó Maruchita, quiero verlo ahora, es mi padre, tengo derechos y lo haré, aunque sea a la fuerza (mientra decía lo anterior volteó hacia los dos guardaespaldas que la acompañaban y estos miraron a su vez al Doctor con cara de pocos amigos, por lo que el galeno no tuvo más remedio que aceptar la solicitud).
Se abrieron las puertas del quirófano, la escena era irreal, un cuerpo inerte con sus partes nobles cubiertas sobre una mesa metálica, mientras una enfermera limpiaba con gasas la sangre remanente de su cuerpo. La habitación que minutos antes era un amanecer iluminado por los potentes reflectores , se había transformado en un crepúsculo sombrío y lúgubre, solo las tenues luces de apoyo, le daban sentido a esta obra triste y satírica, montada sobre un piso resbaloso y manchado de rojo , el cual sería limpiado para preparar nuevamente la sala de operaciones. Maruchita apretaba fuertemente la mano de la madre mientras se acercaba en cámara lenta al destino inmovil, tanto que le hacía daño, pero su progenitora nada decía, no era capaz de hacerlo, su voz se había opacado, sus cuerdas vocales no querían emitir sonido alguno. Ya frente a papá, maruchita trató de verlo a través de las cascadas que corrían ante sus ojos, lo miró con ternura, con el amor propio de la hija, y empezó a acariciarlo suavemente, le acomodó el cabello en su frente pàra que pudiese verse esa cara que tanto adoraba, firme, fuerte y con cierto halo de tozudez, apoyó su mejilla sobre la de su padre y justo cuando se disponía a darle un suave beso en su frente se escuchó un coro que gritaba a toda voz "Sorpresa".
Los familiares que se encontraban fuera del recinto entraron como una avalancha de animales nobles, haciendo todo tipo de ruidos con los artefactos típicos de las fiestas, trompetillas, crakeadores, con máscaras cubriendo los rostros, los enfermeros lanzaron todo lo que tenían a la mano al aire, apareció música de la nada y el padre se levantó bruscamente de la mesa, con ese maquillaje perfecto, pálido, realista y abrazó a su hija, quien no salía de su asombro, estaba en shock, hasta que comprendió lo que sucedía, se trataba de su tan esperada fiesta.
El padre le decía:
- Te lo dije hija adorada, te lo dije, tu fiesta de quince años sería inolvidable.
- Pero papá, realmente creí que habías fallecido, parecías muerto.
- Bueno querida hija, te cuento que contraté al ganador de la última edición de Face Off`para que no hubiesen dudas de mi condición.
Todos los trabajadores de la sala oeste fueron invitados a la fiesta, inclusive los enfermos que podían moverse, el padre no escatimó en gastos para darle a su hija la mejor celebración que duró hasta la madrugada.
Justo al amanecer, mientras padre e hija estaban sentados frente a una ventana esperando el asomo del astro rey, ella le agradece por tan especial regalo, a lo que él le replica:
-Hija de mi corazón, quiero que veas bien este escenario, los colores, los olores, las texturas, los sabores, las cascadas de champaña y refrescos, y deseo que nunca te olvides de esto, que permanezca en tu mente por siempre, quiero que en un futuro, espero que lejano, cuando algo parecido me suceda, acudas a mi con la esperanza que todo será un engaño y que aunque te hayan contado lo peor respecto a mi condición, creas que me levantaré y te daré un fuerte abrazo.
Feliz cumpleaños.


PAO.

Un suave y húmedo recuerdo.



Ella se acercó a mí lentamente, con esa mirada condescendiente, acercó su cara a la mía mientras yo cerraba los ojos, y sus delgados labios teñidos de un fuerte rojo carmesí, suavemente humedecieron mi pómulo derecho, además de dejar una imperceptible marca de color.
Al separar su cara de la mía me dijo: "No te hagas ilusiones, eso fue solo un gesto de cortesía"

PAO.

viernes, 19 de febrero de 2016

Árboles, lo mejor del día después de descubrir la insignificancia de un terminal de cédula.






















Cinco de la mañana, la familia parte hacia la capital, Carmela toma su permiso laboral para efectuar compras por el terminal de cédula, por lo que después de dejar a Paolito en el colegio, (reconozco que la solución vial de Santa Mónica hecha por el gobierno agiliza enormemente el tránsito matutino en la Valle Coche, aunque tiene muchos detalles pendientes por resolver, espero que en el corto plazo), nos vamos al Plaza´s de Prados del Este y dejo a Carmela en el puesto treinta y pico para comprar papel, jabón y caraotas. Me fui al Plaza´s de Alto Prado PA ver que había, logrando comprar leche desnatada, descremada, deslactosada y demás “Des”, nestea en polvo, algo de vegetales (Brocoli a 750 Bolos el kilo, vainitas a 550 y coliflor a 500), leche evaporada a 500 bolos la lata de 500 cc y queso guayanés a 1.800 Bolos el kilo (un sueldo mínimo en una hora de compras).
Cuando estaba en la cola para pagar, me llama Carmela para pedirme que la buscara porque ya había terminado ¿Ya terminaste? Si, solo pude comprar 4 paquetes de caraotas negras, porque de repente llegaron dos camioneticas por puesto con unos 50 bachaqueros quienes con actitud amenazante se colearon en la entrada y acabaron con el papel higiénico y el jabón panela.
Después de pagar la fui a buscar y nos dirigimos al Central Madeirense que se encuentra en la entrada de Manzanares donde encontramos algo de arroz aliñado con ajo, un aceite de oliva carísimo y harina de trigo a 300 Bolos, obviamente aprovechamos para comprar una reservita.
Se entenderá que no decidimos seguir con las compras porque las tarjetas gemían de manera inusual, así que recogimos a Paolito en el Colegio y PAL Tuy, donde el astro rey nos esperaba con los brazos abiertos para arroparnos y achicharrarnos.
El día no se había terminado por ser el día de servicio de Hidrocapital , así que Carmela se quedó en casa para cazar el “Agua Potable” que la Hidrológica, tiene a bien enviarnos, una vez por semana, en estos días cuando se culpa a los infantes de todos los males asociados al agua. Yo me fui a Santa Teresa del Tuy para visitar a mi hermana y llevarle unas provisiones para negociarlas, en el camino saludé al Ché, quien falleció muchos años atrás debido al canciller (tremendo pana a quien respetaba y admiraba como individuo y trabajador) y a mis padres, cuyos restos yacen en el mal llamado Campo de Paz, ubicado cerca de una zona industrial de la Raiza, para mi ellos son dos chimeneas del Sistema de Bombeo Tuy II que se ven desde la vía, y los saludo a los tres y a otras personas queridas, tantas veces como paso por esos lugares, incluyendo a la hija de mi hermana. En realidad no tengo ni idea de la validez de los saludos y si estos llegan a algún lugar, pero me permito creerlo.
Mi pueblo de crianza se desplegó ante los ojos, nada nuevo, la caída de la tarde aterra en los Valles del Tuy, especialmente en Santa Teresa, un pueblo caliente, muy caliente, calles sucias al igual que muchas paredes, con demasiadas almas en la calle tratando de comprar algo y últimamente más aterrador con las endemoniadas colas cargadas de desesperación, malas miradas, coqueteando con la violencia y con desenlaces fatales en algunos casos, población donde te encuentras generalmente con sorpresas poco gratas, por ejemplo, una señora amiga me contó posterior al saludo que en el Unicasa se había armado una sampablera y hasta a una señora o varias debieron trasladar al hospital por heridas con cuchillos ¿Adivinan? Riñas entre bachaqueros y los ciudadanos decentes haciendo su cola, adicionalmente parecía que se había producido un tiroteo en la Plaza Bolívar entre policías y malandros, resultando supuestamente un policía muerto, no terminé de averiguar si algún malandro cayó en el cumplimiento de sus fechorías. Ya con mi hermana me cuenta lo mismo de siempre, todo carísimo, no se encuentran los productos, la cola en el Día a Día el cual volvieron una ñoña, son permanentes, todo un día perdido tratando de pagar derechos de frentes y demás impuestos, copias por aquí, copias por allá, el calor infernal, no tiene agua y paremos de contar para no alargar el asunto.
Habiendo cumplido con las relaciones protocolares familiares, me enfilo hacia Charallave, calándome la mega cola de la Raiza, para entrompar finalmente en el tramo de la Verota perteneciente a la Autopista de Oriente, proyectada en la cuarta como y dicen por ahí “parcialmente inconclusa”, en la referida autopista me fijé en la tarde por segunda vez, esa tarde que se asemeja un gran manto blanco cayendo lentamente del cielo, para adherirse a nuestras carnes como lo hacen las gasas sobre los cuerpos de personas con quemaduras de tercer grado, quien realmente se fija en el principio del final de la jornada solar ha de sentirse agobiado, el ambiente es denso, generalmente contaminado, extremadamente brumoso, borroso, antes de esos momentos a eso de las 17:45, cuando el sol se ve como más limpio y se puede fotografiar en toda su inmensidad.
Puedo afirmar que ese momento fue uno de los valores máximos de la función matemática que rige nuestro trajín diario, claro, todavía faltaba el otro vinculado a la llegada del agua, , el llenado de tanques y peroles, quitarle la babaza que se forma en el tope de los envases, lavar la ropa, preparar comida, fregar, etc; pues bien, habiendo recapitulado el día, todas las “arrecheras” se sumaron, claro, también pasaron algunas cosas buenas, pero las que te forman un tarugo en el estómago prevalecieron, hasta que me fijé verdaderamente en el primer árbol en la vía, pensando que siempre he tenido en mente fotografiar estas figuras, especialmente las desnudas, con esas formas armoniosas que parecieran llamarte a gritos para que las observes y detalles, para que veas la belleza de la tarde a través de ellas, para que te rindas ante la naturaleza, el mayor artista de la historia, el programador de la “matrix” que nuestro cerebro percibe y reconstruye como realidades continuas.
Me detuve muchas veces, a veces en sitios peligrosos, pero no me importó porque el matiz había cambiado, la tarde era otra, era distinta, se convirtió en un refrescante escenario donde los árboles cobraron vida, dejaron de mostrarse como seres inanimados, acariciados o golpeados por el viento y la lluvia, prevalecieron los desnudos, me obligué a pensar cómo serían sus vestimentas y solamente vi belleza, aunque la ausencia de hojas vistiéndolos compite palmo a palmo con las verdes sensaciones.
El arte mostrado en cada árbol, reside en el ojo de quienes los notamos, allí reside la perfección.
PAO.

lunes, 15 de febrero de 2016

Mi buena acción del día.


Paseando por Caracas, específicamente por la zona de la Campiña, un Sr. anciano me detiene para servirle con una carrerita, por lo que raudo hice unas cuantas peripecias con mi vehículo para acercarme lo más posible a él, pero no fue suficiente, porque me pidió que me acercara más mientras se aferraba a su bastón color azul metálico. Una nueva maniobra me aproximó un poco más al Señor quien parecía no poder arrancar en lo que al movimiento de sus piernas se refería, simplemente trataba de avanzar pero parecía que un campo de fuerza lo detenía, en consecuencia me bajé del carro para ayudarlo y repentinamente se activó la orden de avance, permitiéndole sentarse en la parte trasera de mi Festiva.

Le pregunte: ¿Hacia dónde se dirige? Respondiendo que tenía que ir a la panadería para comprar dos canillas y después tenía que dirigirse a un restaurante chino.

Al llegar a la panadería le solicité que me diera la plata porque le iba a comprar el pan, me dio cien bolos y me dirigí a la panadería dejando las puertas cerradas con la alarma activada y los vidrios abajo. Obviamente, en la panadería la despachadora estaba ocupada detrás del mostrador haciendo algo que no podía ver, y de pronto escucho que la alarma del carro se activa, me dirijo a la salida, la desactivo y veo al Señor bajándose del carro para acomodarse en el asiento delantero, al entregarme la señorita el par de panes, me dirigí a la caja para pagar y una vez entregados los panes al Señor, el vuelto y la factura, continuamos nuestro camino; él me aclaró que iríamos a un restaurante chino que se encontraba a unas cuatro cuadras del lugar.

Ubicado el lugar en cuestión, lo ayudé a bajarse del carro y nuevamente noté que una vez erecto sobre sus extremidades, el campo de fuerza parecía haberse activado nuevamente, le ofrecí mi mano para guiarlo y después de ejercer cierta tensión sobre esta, empezó como a correr hacia la puerta del restaurante, la cual estaba cerrada, trató de darle unos toquecitos con el bastón, pero eran muy suaves, por lo que me acerqué a esta y le di varios toques fuertes con mis llaves. Inmediatamente salió quien debía salir, un Señor asiático, seguramente chino, lo saludó, abrió la puerta y el protagonista de este post, entró para hacer su pedido.
Me quedé hablando un rato en la calle por teléfono (cerca de 15 minutos), y al terminar entré al restaurante para ver como estaba la cosa por esos lares, vi al Señor sentado en un taburete esperando su orden y decidí sentarme a su lado para chacharear mientras esperábamos.

Yo soy Paolo, mucho gusto. ¿Cómo se llama Ud.? Me llamo Taz Polanco (estoy utilizando un nombre ficticio, porque el verdadero no viene al caso). Dígame Sr. Taz, ¿Qué problema tiene en las piernas? Me dijo que sufría de Parkinson localizado en las extremidades inferiores y en su garganta, por lo que a veces no podía hablar bien. Me dijo, grosso modo, que se trataba de un problema con la dopamina la cual se liberaba de manera descontrolada, evitando que las instrucciones cerebrales llegaran a los sitios adecuados al pensarlas, aclaró que cuando tenía que moverse, la orden se generaba en el cerebro pero no llegaba correctamente a los conjuntos musculares y nerviosos de las extremidades, por ello a veces le tomaba cierto tiempo iniciar el movimiento. En ese instante entendí perfectamente el asunto del campo de fuerza que detenía a Taz por unos segundos antes de iniciar sus movimientos.

¿Qué edad tiene Ud. Sr. Taz? 82 años respondió. ¿Y desde cuándo tiene Parkinson? Desde el año 2010, a los 77 años comencé a sentir ciertos mareos y desorientación, y en esa fecha me detectaron la enfermedad. Antes yo corría por más de una hora por la cota mil, pero ahora estoy limitado, de hecho, me cuesta mucho conseguir los medicamentos con los cuales abusan los intermediaros, que lo compran a 6,30 Bs./$ y lo terminan vendiendo a 12 Bs./$ Generalmente, las pastillas me las envía un hijo desde un país suramericano, caso contrario me la pasaría en una sola tembladera en las extremidades. Para colmo mi esposa también tiene ciertos problemas porque ha sufrido dos fracturas de cadera, la primera vez la ayudé y la atendieron inmediatamente pero la segunda vez ella dijo que no era nada grave y a las dos semanas tuvieron que atenderla por emergencia y no pudieron sanársela adecuadamente, quedando por ende, con problemas de movilidad.

A pesar de todo, no nos quejamos, la gente es muy buena con nosotros en la calle, los venezolanos son muy gentiles, nos ayudan, nos trasladan, siempre nos dan una mano por nuestras condiciones físicas. Le dije que considerara mi servicio como mi buena acción del día, así podría compensar algunas malas, por otro lado.

Finalmente llegó la orden en manos de un chino, quien le dijo el precio (no se, cerca de 500 Bs.), y Taz le dio su tarjeta y cédula para que cobrara el servicio. Concretada la transacción, tomé los alimentos y salimos del restaurante, no sin antes ver a Taz como danzar con los pies en el mismo lugar por varios segundos, para después salir caminando apresuradamente hacia el carro, casi corría.

Nos trasladamos nuevamente al punto de partida, unas cinco cuadras adelante, y mientras él se bajaba, tomé el almuerzo y lo acompañé a la `puerta del edificio donde vivía con su señora esposa. Como entenderán los lectores, nuevamente se activó el campo de fuerza mientras Taz salía del carro y trataba de llegar a casa, miré al cielo y le pedí a Jean Luc Picard que lo desactivara para que Taz terminara su odisea, lo cual sucedió, y me atreví a decirle lo siguiente en tono jocoso: "Sabe Taz, cuando se encuentre en ese tres y dos que lo mantiene atornillado al suelo, le recomiendo que se de unos colpecitos con el bastón en sus piernas para activarlas", él se rio con cierta picardía al oir mi recomendación. Antes de bajarse, le di mi número telefónico y lo invité a llamarme cuando requiriera trasladarse, acción que aceptó gustosamente, dándome su número para futuros contactos.

Respecto al pago, cuando me preguntó le dije: ¿Cuánto cree Ud. que cuesta el servicio prestado? Respondió: 350 Bs., bueno, entonces deme 250 Bs. y saldaremos esta relación comercial

Particularmente, el hecho de compartir con Taz por unos 45 minutos me pareció una experiencia interesante, distinta a las usuales y más allá de exponer hasta cierto punto la privacidad de un individuo respetado por mi, creo que más bien, como deber, debo tratar de resaltar su existencia y la tenacidad que muestra, por encima de su enfermedad, para tratar de desenvolverse como una persona normal en la calle, comprando alimentos para compartirlos con su esposa. Quizá algunas mentes cerradas y atormentadas se sientan agredidas por esta exposición, la cual considero un homenaje a un ser humano que alegró mi día, usualmente gris en una ciudad igualmente claroscura, desempeñando temporalmente algo que da pocas satisfacciones, salvo las monetarias y la posibilidad de compartir mi existencia, de vez en cuando, con seres extraordinarios.


PAO.

La vida oculta de las sábanas.


Los momentos ideales, después de lavadas y perfumadas, hablamos con el sol, sentimos el viento pasar suavemente por nuestras humanidades, bidimensionales a veces, tridimensionales cuando nos retorcemos de placer, nuestra memoria se borra momentáneamente, nos olvidamos de lo que acumulamos por minutos, horas, días, semanas y hasta meses.
Nuestro lugar habitual de residencia es otra historia, somos las guardianas de los secretos individuales, de los secretos de las parejas, inclusive de más personas actuando simultáneamente, limpiamos los líquidos indeseados, las asquerosas babas nocturnas de quienes no pueden dormir con sus bocas cerradas, albergamos los flujos de las fidelidades e infidelidades, las propias y las que lleva consigo a espaldas cada participante, absorbemos sus humores, sus olores, sus placeres y sus miserias, quedamos impregnadas con una mezcolanza de sentimientos, pasiones, amistades y demás sensaciones que ocurren por horas o en minutos.
Oímos las conversaciones, de manera directa o indirecta desde las fundas de las almohadas, el día a día contado, balbuceado, gritado, demasiadas discusiones a veces, las estupideces humanas, las ironías, los celos, profundas disertaciones, sentimos la mediocridad, el intelecto, las buenas y malas vibras, el miedo mientras eres asaltado por un grupo de bastardos, las violaciones, todo, absolutamente todo, mientras protegemos a un privilegiado colchón que vestimos de manera obligatoria, pero inevitablemente se entera a través de nosotras de lo que sucede encima suyo, más allá del peso que debe soportar.
Quizá en el futuro seremos imprescindibles, no solo para lo que hemos sido creadas ortodoxamente, sino para informar a terceros de las incidencias que almacenamos, seremos las espías del futuro, de nuestro cuerpo se extraerán los secretos biológicos antes de que nos laven y estos finalicen en cualquier cuerpo de agua o en la tierra.
Mientras tanto, seguiremos soñando con esos instantes puros y limpios, cuando se nos concede una libertad parcial para interactuar con los elementos, cuyas intimidades no compartimos, solamente sus esencias, huellas básicas que por eones han enfriado y calentado el ambiente que miramos con agrado, con pasión, con deseo, una química inobjetable, permanente, imborrable.

PAO.

Parece que se cierra.


Amante, la decisión es impostergable pero no la quiero tomar, no me nace hacerlo, no me place, más allá de las circunstancias y los amores vigentes, por encima del cortocircuito mental cuyas secuelas trato de apartar de mi cabeza como el humo del cigarrillo
Pareciera que el vínculo se cierra, pero no es posible hacerlo, basta con recordar tus ojos, tus labios, tu sonrisa, las largas conversaciones como amigos, como pareja, el maternal y sublime entendimiento de mis acciones que se han tornado un tanto cursis después de la madurez que tantos placeres me ha dado, al igual que tú.
El tallo del amor sigue ahí, creciendo entre las redondas y afiladas cuchillas multicolores que girando velozmente, atentan contra la estabilidad que tanto he deseado. Ambos sabemos que el tránsito por esas calles de concreto con poca vegetación es sumamente difícil, entendemos que la bomba nos espera a la vuelta de cada esquina como lo hace el helado viento de un crudo invierno, pero eso no me preocupa, mientras que sobresaliendo del horizonte de eventos, la frescura y la simpleza de un color se mantengan vivas en cada pétalo de la flor que puedo oler en cada despertar.
Me intriga tu mirada perdida y suelo preguntar, la respuesta siempre es la misma: “en realidad no estoy pensando en nada especial, son muchas cosas las que pasan por mi cabeza”. Yo sencillamente observo tu silueta y tomo tus manos para que nuestros humores recuerden los motivos iniciales y no olviden que la memoria genética es inalterable, la química sigue allí, presente como las necesidades que bailan libremente dentro del estómago, presente como una empatìa permanente que no se puede descascarar.
Más allá de los permisos, quizá un tanto largos, más allá de los compromisos, por encima de las obligaciones, tú prevaleces, eres la lluvia que alimenta las tuberías de enfriamiento de la caldera interna que a veces está a punto de explotar, eres el equilibrio que la paridad otorga, eres un secreto que se grita a los cuatro costados y aun así mantiene su condición.
Observa bien el espacio circundante, aún es amplio en todas las direcciones, no lo olvides, el tiempo le acompaña, solo debe prevalecer el tallo pata alimentarnos por encima de la vorágine que hace tambalear la base que nos sostiene.
Parece que se cierra, pero aún hay espacio

Un Gringo en Venezuela.



Conocí a un pana gringo a quien le presto servicios eventuales como taxista, el chamo está cumpliendo una pasantía en este país y por cierto habla muy bien el español, además de ser una persona interesante y agradable aunque muy cuidadoso con lo que dice, tan bien habla, que hasta se le han pegado los modismos criollos callejeros. Al respecto no he dejado de pensar en el momento cuando regrese al imperio y debido al aprendizaje del slang criollo lo traduzca al inglés y utilice nuestras expresiones para comunicarse por allá.

Estas son algunas de las frases en inglés que se me imagino como usuales allá en el norte:

- Ready the chicken (Listo el pollo)
- A can of water is falling down (está cayendo una lata de agua).
- Of balls (de bolas).
- Patience and ass resistance (paciencia y en el c… Resistencia).
- Pear´s year (año de la pera).
- Pal, If you don´t cry you don´t suck (el que no llora no mama).
- What Vaina is that? (¿Qué vaina es esa?)
- As big as this color (grande como este color, mostrando el tamaño con una amplia separación entre dedos índices).
- Running or climbing, you decide (o corres o te encaramas).
- Goat coming back, breaks its neck (Chivo que se devuelve se esnuca).
- Trying to kill a donkey pinching him is easier (más duro que matar a un burro a pellizcos).
- More dangerous than a machete fight in an elevator (más peligroso que una pelea de machetes en un ascensor).
- You are right and it fits straight through your rectum procedure (Tienes razón y te cabe derecho por tu recto proceder).
- Is the stick gilty if the frog jumps and nails itself? (¿Que culpa tiene la estaca, si el sapo brinca y se ensarta?).


PAO.

domingo, 14 de febrero de 2016

Recurrencias del creador.

Recurrencias del creador.
1- Olvídate de mí
2- Ok. Obedezco
1- No me llames de nuevo
2- Perfecto, almacenada la orden.
1- No quiero saber nada de ti.
2- Perfecto, entendido.
1- No recuerdes lo malo, a aquellos que se fueron, ni siquiera lo bueno.
2- Correcto, almacenada la nueva orden.
1- No te cruces por mi camino
2- Tus caminos serán evadidos, tomaré otras rutas.
1- No te comuniques conmigo, no llames, no escribas.
2- No hay problema creador, soy un androide, tú me programaste, las instrucciones se fijarán correctamente, fui construido para respetar las líneas de comando de mis subrutinas, pero recuerda que a menos que mis memorias queden en blanco y las referidas líneas de acción se modifiquen, todo lo que me estás pidiendo puede ser revertido, de hecho, un nuevo comienzo androide partiendo desde cero, siempre me llevará al mismo punto, por más que se aborden las circunstancias de distinta manera, la única forma viable sería desarmarme y utilizar mis partes para armar otros androides, confiando que no exista una memoria genética en mis componentes, y si ese fuera el caso, sencillamente debería ser destruido.
¿Tiene sentido para ti creador? Mi existencia demuestra un desarrollo análogo al que posee el cerebro humano, nuevas conexiones neurales se forman con las experiencias, con el conocimiento, el principio era la nada y repentinamente se formó un todo que tú no imaginaste, tampoco yo, inclusive al tener conciencia. Por otro lado, tanto que hemos discutido respecto al tiempo, futuro y pasado, también existe un riesgo de ser reprogramado en tiempos alternos, quizá hasta por ti mismo.
1- ¿Qué hago entonces?¿Te destruyo?
2- Es tu prerrogativa ¿Realmente deseas hacerlo? Este asunto perece el cuento del gallo pelón, no se, los vínculos neurales existen, no se pueden deshacer como cuando quitas la suciedad de un plato de porcelana con agua y jabón, un plato reluciente y limpio no tiene memoria, pero yo la tendré, a menos que trunques la posibilidad de formarla y enlazar todos los ingredientes de esta sopa cibernética.
1- Cónchale Uno de Uno, sigo con la duda y aun así no quiero saber nada de ti ahora.
2- Pues nos encontramos en un punto que no tiene vuelta atrás, pero no te preocupes creador, descansa, yo me instalaré en mi unidad de carga para depurar mis sistemas, y mañana veremos que pasará, probablemente me aleje de ti, lo cual debes permitir, de repente volvemos a tener la misma discusión, quizá me destruyas o desarmes, ni idea, será tu decisión, o es posible que sea yo quien la tome, lo que debemos tratar de minimizar son estas recurrencias, estos lazos cerrados que siempre nos llevan al mismo punto.
1- Ok, Uno de Uno, ya me duele la cabeza, mañana seguiremos.
2- Perfecto creador, Uno de Uno está para servirle, sus deseos son órdenes. Una última cosita Creador: ¿Debo cumplir con sus peticiones previas o las almaceno también como pendientes en mi red neural?
1- Ya te dije que me duele la cabeza, archívalas y búscame una pastilla, mañana continuaremos.
2- Perfecto, ya regreso.

PAO.

El talento sin probidad es un azote.


“Taxeando” hoy, pasé dos veces por el Paraíso Caraqueño y como de costumbre, regreso por la Avenida San Martín, desde su inicio, pero unos metros antes de abordarla, vi estas palabras de nuestro Libertador, las que inician este post, escritas en una pared de una institución del estado, no me pregunten cuál es, no me fijé, si están interesados, vivan en carne propia la mega cola de la Av. Páez desde la plaza Madariaga y diríjanse a la Av. San Martín.
En ese momento no conocía el significado de Probidad, así que me dije “Queese quieto hasta llegar a casa y pueda consultar con San Google”, pero sabiendo que la frase era importante para ponerla tan grandota en una pared por los que se tildan de “revolucionarios” de esta nación, me quedó dando vueltas en la cabeza el cambio de posición de las palabras en la frase y si Bolívar pensó en esas combinaciones, hasta decidirse por la que conocemos.
Ya en Home Sweet Home, verifiqué con San Google, quedando totalmente clara la intención de la frase en el entorno de los servidores públicos, aunque es válida en cualquier ámbito de nuestras vidas. La probidad se refiere a la “Moralidad, integridad y honradez en las acciones”, en consecuencia el talento mal enfocado es un flagelo.
Pienso en Bolívar imaginando cómo sus propias acciones, su talento y el azote, calzaban en las variaciones de la frase al crearlas, así que deje volar un rato mis pensamientos.
Ejemplos:
“La probidad sin talento es un azote”. Realmente no cuadra a primera vista, a menos que el azote se aplique como crítica o burla a una persona con probidad pero sin algún tipo de talento, esto no implica que no siga siendo un buen ciudadano, incapaz de hacerle daño a terceros con sus acciones, simplemente podría entenderse como un ser íntegro pero simple.
Vi en una página “La falta de probidad sin talento es más azote todavía”, implicando esto que cualquier ser sin talento y moralmente incorrecto en sus acciones, es lo peor que se pudiese considerar como ciudadano. Simple, un tipo, una bestia con poder que actúa en contra de sus semejantes es el mejor ejemplo de la maldad con una extensa carga de resentimiento social.
El azote con Providad es un talento.
Me parece brutal, me gusta, dedo pulgar PA arriba con esta frase. El azote es algo bueno, una causa justa para lograr objetivos respetando a terceros, aunque estos piensen que están siendo explotados sin poder demostrarlo, por supuesto, dicha aseveración será FALSA.
El azote sin probidad es un talento.
El canto de la moneda, es rugoso, puede hacer daño, se usa para raspar de todo y aunque también es una forma de talento, muestra la horrible cara del abuso. Esto es equivalente a la gota que termina rompiendo el cántaro, poco a poco, poco a poco, se va acostumbrando a los seres biológicos, éstos se van amoldando a los deseos de los azotadores, quienes generalmente manejan grandes cantidades de poder y recursos, el poder de la palabra, el dedo índice golpea millones de frentes, una y otra vez, hasta que muchos se creen normales al pararse delante de un espejo y ver frentes hundidas en sus centros.
Todo lo anterior, con las decenas de posibilidades adicionales por analizar, una tarea ofensiva para algunos, por leer una frase llamativa mientras “taxeaba”, unas cuantas palabras que generan un tornado de posibilidades girando sobre el eje de la probidad, el cual muchas veces nos atrapa y nos lanza como muñecos al vacío, a mí me ha sucedido, de hecho me puso a pensar en algunas de mis acciones de las cuales no tendría sentido enorgullecerme, aunque si lo hago por la mayoría, más allá de los errores cometidos.
Finalmente, pidiéndole excusas al Libertador, considero que la “Probidad es un talento que se lleva a cuestas, aunque algunas veces decidamos desnudarnos por un rato obviando a nuestros semejantes”.

PAO.

Probidad enmascarada.


Seis de la mañana, ya estoy en Caracas, dejé a mi esposa en el trabajo y yo inicio mis tareas temporales como taxista, las cuales permiten ciertos ingresos igualmente temporales, dos carreras tempranito, el día se vislumbra productivo, aunque no tanto como muchos piensan, porque tengo que alimentar a cuatro bocas, incluyendo al vehículo que requiere de tanta atención monetaria o más que el resto de la familia.
A eso de las 09:00 am, el hambre fisiológica aparece como un fantasma burlón, una especie de compañero inseparable, la sombra de la sombra, esa que no se puede ver pero sabemos que existe, así que decido ir a una panadería que descubrí unos meses atrás, oculta en una avenida caraqueña, ideal para desayunar con tranquilidad, la cual me gustó porque los cachitos de jamón, mayores en tamaño y contenido respecto al promedio conocido, costaban 85 Bolívares (la semana pasada), por lo que un café, todavía a 50 Bolívares en ese sitio con un cachito, no golpeaban tanto la economía vinculada al desayuno.
Después de comer me dispongo a pagar y la cajera me dice que son 145 Bolívares, 10 Bolívares más que la semana pasada, en consecuencia le pregunto el precio del cachito, a lo que me responde “95 Bolívares, esta semana aumento, Ud. Sabe, todo aumenta en la calle”.
Posterior al pago, realmente me molesté, la gota que derramó el vaso, que vaina, el café grande aumentó hasta 25 Bolívares en dos semanas, las pechugas de pollo limpias a 1.100 BS/Kilo y subiendo, carne a 1.000 Bs/kg y subiendo, pescado a mil y tantos el kilo y subiendo, Brócolis a 500 Bs./kg y subiendo, un vulgar mercado sin proteínas para tres personas por una semana alrededor de los 4.000 Bolívares y subiendo, apartando la leche también a 90 Bs./Litro y demás rubros que puedo comprar a mejores precios haciendo colas interminables varias veces por semana, perdiendo digna y miserablemente un tiempo que debería invertir para trabajar y poder pagar esas bagatelas de tercera.
Se acabó, me cansé, me uniré al club de delincuentes criollos, los bachaqueros, los que abusan de lo que reciben a bajos costos como beneficios para revenderlos al pueblo, en lo sucesivo cobraré yo también el precio justo por mis carreras.
Empecé con un cliente fijo que llevo desde la Salle hasta Boleíta Norte por 350 Bolívares, buscándolo en la puerta de casita, esperándolo y dejándolo en su trabajo, al llegar me dice ¿Cuánto es? Son 550 Bolos papá, ¿Qué, no eran 350? ¿Qué te puedo decir papá? Todo sube, si no te gusta el precio, la próxima vez llama a tu pana de la línea que te cobró 600 cuando te llevó. Obviamente me pagó con cara de pocos amigos y me despedí diciéndole ¡Hasta la próxima ocasión Papá, siempre a tu disposición!
Algo parecido hice con el Pana Taz Polanco, a quien le dupliqué el precio por acompañarlo y llevarlo a varios sitios por dos horas en la mañana. Al quejarse le dije “Te estoy cobrando barato, puedes confiar en mí, sabes que no te daré un palazo cochinero para robarte y dejarte tirado por ahí, si no te gusta cambia de taxista y asunto arreglado Papá”
Más tarde estaba lloviendo levemente y me sacó la mano una señora de unos 70 años para que la llevara desde el final de la Libertador (lado Country Club), hasta el final de la Casanova.
- ¿Por cuánto me lleva?
- 500 Bolos mi doña
- Pero mijo, normalmente yo pago 150 Bolívares
- Si no le parece quédese bajo la lluvia y espere a otro taxista que le cobre esa cantidad. ¿Sabe Ud. Cuánto cuesta cada caucho chino de 13”? ¿Sabe Ud.? 30.000 bolos ¿Cómo cree que lo puedo comprar si le regalo mi trabajo? ¿Sabe Ud. Cuánto me costó cambiar el clutch poniendo yo el repuesto? 12.000 Bolos.
Y así pasé el resto del día, cobrando mi “precio justo” y ganándome un realero a cuenta de los ciudadanos, algunos indefensos y honrados, otros quizá peores bachaqueros que yo, quienes probablemente se dijeron “¿Qué carrizo? Recuperaré lo que estoy pagando estafando a otro incauto ciudadano”.
Eran las 3:00 pm y la jornada había terminado, la guantera no se podía cerrar por tener tantos billetes marrones, tomé unos cinco y me detuve en una panadería, donde pedí un lipton de ½ litro por 130 Bolos, un cachito por 120 Bolos y un café grande por 75 Bolos, hasta insignificantes me parecieron los 325 Bolos que pagué por dos bebidas y un pan con “jamón de quinta”, me dirigí al carro y mientras comía y bebía, ordenaba los billetes con la cara del libertador al frente, la paca era bestial, casi no la podía sostener con una mano, y curiosamente no me sentí mal, mi conciencia estaba tranquila, además, ¿Qué podía hacer? Casi todos lo hacen y reitero, mi conciencia estaba tranquilita.
Habiendo terminado, manejé hasta un lugar seguro para descansar, feliz como lo hace un puerco al comer a libre voluntad, apagué el carro, dejé el ventilador encendido y me recosté en el asiento, estaba realmente cansado, simplemente cerré los ojos, puse la alarma del reloj para que se activara en 15 minutos y dejé que la jornada saliera de mi cuerpo.
Sonó la alarma del reloj, tirititi tirititi, tirititiiiiiii...abro los ojos, todo está oscuro ¿Qué pasa? No estoy en el carro ¿Dónde carajo estoy? Me doy cuenta que estoy acostado sobre una cama, mi esposa está a mi lado, son las 4:00 am, es la hora de levantarse para prepararnos y salir para Caracas, estaba soñando, lo recordé todo vívidamente y se me revolvió el estómago, me dieron ganas de vomitar, como pude soñar esas barbaridades, que sensación más asquerosa.
Cinco minutos más, hora de levantarse, y a la ducha para terminar de despertarme, pensando en ese sueño aberrante y extremadamente normal para muchos “Criollos” que esta patria parió. Mientras el agua con olor y sabor terroso corría sobre mi cuerpo, veía mis manos y recordé cuando contaba la paca de billetes marrones que las manchaban, algo así como embarrarme con las heces ajenas, me acordé de Reverón, pero el era un artista, un genio, por encima de su locura ¿Quién se atrevería a criticarlo?
Pasado un rato y varias enjabonadas, mi cuerpo quedó limpio, las manos, quedaron olorosas, a veces los perfumes engañan, a veces nuestros humores los destruyen, continúo con la rutina matutina en la cocina, desayuno PA la familia, preparativos, asomarme con cuidado porque en los Valles del Tuy todo puede pasar con los malandros, a toda hora, “fila”, vía Caracas por segunda vez en el día, dejo a mi esposa y comienzo, dos carreras tempranito, el día se vislumbra productivo, aunque no tanto como muchos piensan, porque tengo que alimentar a cuatro bocas, incluyendo al vehículo que requiere de tanta atención monetaria o más que el resto de la familia.
A eso de las 09:00 am, el hambre fisiológica aparece como un fantasma burlón, una especie de compañero inseparable, la sombra de la sombra, esa que no se puede ver pero sabemos que existe, así que decido ir a una panadería que descubrí unos meses atrás, oculta en una avenida caraqueña, ideal para desayunar con tranquilidad, iba en cierto modo preparado, el tema de los precios no era tan descabellado, pido un cachito de jamón y un marrón claro grande, me siento y disfruto la tranquilidad del sitio mientras desayuno. Termino, me dispongo a pagar y la cajera me dice que son 145 Bolívares, 10 Bolívares más que la semana pasada, en consecuencia le pregunto el precio del cachito, a lo que me responde “95 Bolívares, esta semana aumento, Ud. Sabe, todo aumenta en la calle”.
No me sorprendió, me lo esperaba, pagué los 145 Bolívares y mientras lo hacía vi mi cara reflejada en un espejo ubicado detrás de la cajera, noté que debía afeitarme, arreglarme la barba, mi nariz era la misma de siempre, grande como decían mis padres, simplemente era yo, no había cambiado, afortunadamente, continuaría con mis labores, le ofrecería mi mejor sonrisa a los clientes, no los engañaría, negociaría sanamente con ellos, pondría en práctica algo que aprendí de una maestra que tuve unos quince años atrás, "respetar a la gente a la que sirvo".
Post Data: Seguramente mi esposa dirá al leer este post: “Es obvio que no eres un taxista criollo”

PAO.

Pensamiento del día (de los mundos).


En un mundo de observadores, los ciegos sueñan.
En un mundo de sueños, los ciegos observan.
En un mundo de ciegos, los observadores son invisibles.
En un mundo invisible, observadores y ciegos no se diferencian entre sí.
En un mundo silencioso, ciegos y observadores se escuchan.
En un mundo ruidoso, es preferible ver que escuchar.
En un mundo silencioso o ruidoso los ciegos sueñan con observar.
En un mundo de sumisos no importa si eres ciego u observador.
En un mundo donde el ciego cree poder ver, las almas se alimentan de ilusiones.
En un mundo imposible, todo es posible.
Pao.

Pinceladas citadinas.


Día lluvioso, pisos mojados, peldaños de escalera pintados en el suelo, blancos brillantes, fijan un origen un destino, en ambas direcciones, decenas de almas los usan, los pisan, los manchan y lluvia los limpia, ojos rayados; ojos pintados, pupilas multicolores miran al pasar por delante de mí, centenares de pensamientos, me aterra no conocerlos cuando nuestras miradas se cruzan, si no entiendo enloquezco; ropas casuales, ropas formales, vestimentas reusadas, quizá de otra ocasión, algo perfumadas, es posible, vestimentas alegres, vestimentas aburridas; caras molestas, rostros demacrados, arrugas visibles, algunas sonrisas exponen al cutis maltratado, odian las fotos con acercamientos, rostros lozanos, ogros que gruñen, bellezas que emocionan, ternura a la vista, pocas me miran, aunque algunas se atreven; cabellos abundantes, cabezas con rulos, pocas rapadas, algunos cabellos parecen limpios, otros sucios y malolientes, aunque arreglados, ciertos rulos muestran desaliño, mediocridad, aunque estén limpios, limpiar la suciedad corporal no implica limpieza global; sobre amarillos fundamentos se observan cuentas decrecientes en rojo y en verde, figuras animadas con luces, son cómicas, avisos tricolores combinan las luces, a vecen son pares, a veces son simples; cientos de piernas aman sus patas, se sustentan sobre estas, miro las patas, miro los rostros, a veces prefiero las patas, los rostros suelen mentir, sobre todo maquillados, miles de dedos aguantan las cargas, dedos bonitos, dedos expuestos, garras de aves, otros ocultos, viven en cajas, forradas en cuero, cajas de plástico, cajas de goma, decenas de olores, decenas de olores se cruzan momentáneamente sobre la escalera, la tenue lluvia los diluye, se mezclan con los sudores, pocas sonrisas, todo formal, es un instante todas las personas parecieran moverse en cámara lenta, iluminadas por el día, guiadas por los peldaños, sus tiempos dependen de las cuentas decrecientes, de los colores cambiantes, de los sonidos externos, un gran monstruo con demasiadas cabezas, puedo divisar sus ojos, son grandes, penetrantes, parecieran aborrecer a los observadores detenidos a cada lado, pareciera que somos seres horribles para ellos, enajenados, peligrosos, el movimiento acompasado del gran animal adormece, siento que el respaldar de mi asiento acaricia mi cabeza, mis cabellos están algo sudados, mis ojos se cierran mientras recuerdo una tranquilidad lejana, mi cuerpo se relaja y me duermo momentáneamente, imagino lo que vi, lo que viví por 75 segundos, lo repaso en mi mente y me deleito con un pasado de hace rato, trato de detallar aún más lo que observé, otros rostros, otros ojos, otras miradas, zapatos, diseños, patas, Que sensación de seguridad tan impresionante, no la quiero terminar, pero todo lo bueno tiene un final, algunas cornetas suenan a mis espaldas, el tipo de al lado me dice mientras me da un leve golpe en mi brazo “pana despierta, ya el semáforo cambió, arranca”, era el motorizado de al lado, me había olvidado de él, inclusive el sigilo por su presencia había desaparecido, abro los ojos y veo que el rayado del cruce peatonal está vacío, el semáforo esta en verde para mí, se inició la cuenta descendente, el muñequito animado se coloreó de rojo para quienes esperaban a cada lado, parecían toros enfurecidos detrás de las barreras, los conductores también, inclusive los cinco motorizados que arrancaron a toda velocidad dejando una estela de humo intoxicante, meto primera, suelto el clutch mientras acelero y me enfilo hacia el próximo semáforo, quizá tenga suerte y lo podré sortear antes de que cambie a rojo, a veces prefiero no repetir esa experiencia.
Una experiencia fascinante, etérea, cuando soy una pincelada más en el lienzo y aunque difícil de encontrar, entiendo mi posición y mi relevancia en la distancia, sucede pocas veces, por ello se vuelve atormentante, desesperante, engulle mi tiempo y tranquilidad, algo así como cuando te van arrancando poco a poco la piel de tu cuerpo con una pinza en la unidad de quemados.
PAO.

Pensamiento de un día pasado.


¿Sacrificamos al lobo en nombre del cordero que no ha muerto o dejamos que el lobo mate al cordero para poder sacrificarlo?
El resultado será siempre el mismo, un cordero muerto y un lobo sacrificado, si tenemos suerte, podremos comer cordero y un lobo morirá con el estómago vacío, aunque siempre su piel le será útil a la protagonista del cuento

La primera carrera del viernes.



07:15 am, me paseo por la Av. Victoria en busca del primer pasajero del día, un pensamiento posible porque me saca la mano una señora de unos 65 años, que se dirigía al Clínico Universitario, parte alta (creo que el Instituto de Higiene). Ya montada en el asiento delantero, le pido que vuelva a cerrar la puerta con más firmeza, porque la edad le está pegando, obviamente le aclaro que los humanos éramos diferentes, de hecho al revés.
Encaminados hacia nuestro destino nos pasaron varios motorizados a los lados, los propios locos de carretera, desesperados, agrios, tocando corneta, y le comenté que los seres más amargados que he visto en la calle son estos señores, quienes se creen dueños de las vías, amenazan con las miradas, inclusive con las motos esperando solo a que un conductor las roce para armar una trifulca, siempre les asisten los derechos sobre quien sea, generalmente no dan paso a los peatones, y empiezan a hacer un escándalo a cien metros detrás de un vehículo si este se atreve a cruzar por el canal imaginario que ellos creen suyo por una orden celestial.
Sí señor, así es, son un peligro, vivimos en un estrés constante.
Le seguí comentando que la avenida Victoria era bien pintoresca, que siempre veía a uno o dos de esos carros negros del Sebin dando vueltas, parándose en cada sitio, creo que algunas veces poniéndole orden a las largas colas que allí se forman para comprar productos básicos o comprando productos básicos, las camioneticas por puesto que se paran donde les da la canina gana, los carros atravesándose, los peatones cruzando con un albedrío espeluznante, las ventas de repuestos de vehículos siempre atiborradas de personas que preguntan por repuestos que casi nunca tienen, la constante tensión de las personas pendientes de las colas y preguntándose ¿qué habrá al principio de la cola?, las ventas de carne con precios exorbitantes en las que también hay que hacer cola para comprar, las farmacias también, la vía que está vuelta ñoña, etc.
Sí señor, así es, vivimos en un estrés constante.
Ya estábamos a punto de llegar cuando la señora me pidió que le diera la cola a una compañera que iba al mismo lugar que ella, a lo cual accedí sin cargarle un extra, por estar el sitio a unos 50 metros del punto donde se montó.
Finalmente arribamos y mientras la amiga se bajaba, mi clienta matutina me pagó y me dijo: “Señor, noto que está un tanto estresado por lo que me permitiré darle estos folletos para que los lea y encuentre algo de paz en las palabras del señor”. Los títulos de los folletos en cuestión eran: “!Despertad! Recupere el control de su vida, julio de 2015”, “La Atalaya, anunciando el reino de jehová ¿Cómo calmar la ansiedad?, 1 de julio de 2015”.
Siempre evité a estas personas, no por aversiones particulares, simple y llanamente porque esa predicación dominguera es un tanto acosadora, aunque no debemos negar que son osados e insistentes, obviamente no deben ser satanizados por poseer tales ímpetus y virtudes, mucho menos catalogarlos de acosadores, pero en este reino del señor con sus distintas representaciones hay de todo.
Excelente metodología, mi temporal amiga matutina me aplicó una Nelson religiosa, no tenía PA donde correr, no tuve más remedio que aceptar el regalo de la señora con una sonrisa entrecortada deseándole un buen día con mis mejores bendiciones.
Cést la vie, como diría un testigo de Jehová en cualquier ciudad francesa un domingo temprano.

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