Yo...
El
hijo indeseado del infierno.
Busco caminos hacia el edén.
Blasfemo de cara a los pensamientos
hipócritas.
Epa...
Viste
galante por unos minutos.
Es
el precio de tu religión.
Camina
acompañado entre columnas, barrotes de
los pensamientos.
Asiste puntual, semana tras semana, o día
tras día, a las sesiones, tus mentiras.
Cruza los dedos fuertemente.
Confiesa tus pecados..
Él
te esta observando.
Escudriña ávido cuanto puedas los
salmos, no logras entender.
Canta impune voz, adora al desconocido.
Es hora...
Abraza
con una falsa sonrisa a quien puedas.
Recuerda:"Ganará el súbdito que
logre más laureles”
Mira como niño ansioso, regalo preciado,
sagrado alimento, misteriosa salvación.
El niño no entiende. ¿ACASO TU SÍ?!
No
pienses, llegarás a nada.
Sigue aprendiendo de la rutina del acto.
Insigne realidad. Solo vive el momento.
EL
FINAL...
Prepárate.
Inclina
esa humanidad.
Recibe
la esperada bendición.
Animal
en cautiverio.
Dadiva bendita que a la postre será
alimento de cualquier cesto.
Al
fin, FELICIDAD...
-
Podemos ir a casa. Aquella fiesta.
¿Por qué seguir esperando? LARGUÉMONOS.
Yo...
El hijo indeseado del infierno.
Busco caminos hacia el edén.
Hasta
luego personas.
Despierten
del sudoroso sueño.
Es
hora de repetir el proceso...
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