lunes, 15 de febrero de 2016

Parece que se cierra.


Amante, la decisión es impostergable pero no la quiero tomar, no me nace hacerlo, no me place, más allá de las circunstancias y los amores vigentes, por encima del cortocircuito mental cuyas secuelas trato de apartar de mi cabeza como el humo del cigarrillo
Pareciera que el vínculo se cierra, pero no es posible hacerlo, basta con recordar tus ojos, tus labios, tu sonrisa, las largas conversaciones como amigos, como pareja, el maternal y sublime entendimiento de mis acciones que se han tornado un tanto cursis después de la madurez que tantos placeres me ha dado, al igual que tú.
El tallo del amor sigue ahí, creciendo entre las redondas y afiladas cuchillas multicolores que girando velozmente, atentan contra la estabilidad que tanto he deseado. Ambos sabemos que el tránsito por esas calles de concreto con poca vegetación es sumamente difícil, entendemos que la bomba nos espera a la vuelta de cada esquina como lo hace el helado viento de un crudo invierno, pero eso no me preocupa, mientras que sobresaliendo del horizonte de eventos, la frescura y la simpleza de un color se mantengan vivas en cada pétalo de la flor que puedo oler en cada despertar.
Me intriga tu mirada perdida y suelo preguntar, la respuesta siempre es la misma: “en realidad no estoy pensando en nada especial, son muchas cosas las que pasan por mi cabeza”. Yo sencillamente observo tu silueta y tomo tus manos para que nuestros humores recuerden los motivos iniciales y no olviden que la memoria genética es inalterable, la química sigue allí, presente como las necesidades que bailan libremente dentro del estómago, presente como una empatìa permanente que no se puede descascarar.
Más allá de los permisos, quizá un tanto largos, más allá de los compromisos, por encima de las obligaciones, tú prevaleces, eres la lluvia que alimenta las tuberías de enfriamiento de la caldera interna que a veces está a punto de explotar, eres el equilibrio que la paridad otorga, eres un secreto que se grita a los cuatro costados y aun así mantiene su condición.
Observa bien el espacio circundante, aún es amplio en todas las direcciones, no lo olvides, el tiempo le acompaña, solo debe prevalecer el tallo pata alimentarnos por encima de la vorágine que hace tambalear la base que nos sostiene.
Parece que se cierra, pero aún hay espacio

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