Cinco de la tarde, dos personas protagonizan la escena, él acostado boca arriba, desnudo, con una toalla cubriendo sus partes íntimas, ella de pie a su lado, sus ropas entallan perfectamente en sus firmes carnes. El perfume de la mujer lo envolvía, era suave, dulce, provocativo, tatuaba una sonrisa en el rostro del hombre quien mantenía totalmente abiertos los ojos, sin parpadear.
Él siempre intuyó que ese momento llegaría, solo tenía que esperar, conocería a la mujer ideal, siempre se lo repitió a sus amigos cuando tomaban cervezas en el bar, sé que mi karma no puede ser permanente decía, llegará ese día que solo bastará que ella me mire directamente a los ojos y mientras sus manos se deslizan por mi piel, me entenderá, tendrá la capacidad de leer mis ideas, quedará marcada con el olor de mis feromonas y para mí eso será suficiente.
La sala estaba fresca, él parecía cómodo en su posición de reposo, brazos a los lados, puños cerrados, ella interrumpía su visión mientras le acariciaba sus húmedos cabellos, sin cana alguna, era joven, musculoso, entallado, a la vista de ella parecía una estatua Griega. Lo miraba de arriba abajo, revisó sus manos notando que estaban cuidadas, pulcras, uñas cortadas, bien cepilladas, al igual que sus pies, dio un primer paso, besó uno a uno los dedos de sus manos, luego pasó suavemente sus manos por el cuerpo del hombre hasta que decidió levantar el paño que lo cubría, quedó impresionada, sintió que todos los vellos de su cuerpo se erizaban, estaba sumamente excitada.
¡Eres perfecto! No lo puedo creer, estás ante mí al fin, sabía que tarde o temprano alguien como tú pasaría por mis manos, hoy te daré un trato especial, te lo mereces, ambos lo merecemos, te conoceré plenamente, veré y sentiré tus pensamientos, esos que revolotean dentro de tu cabeza, sentiré al tacto tu corazón, tus sentimientos, exploraré hasta lo más profundo de tus entrañas y sabré de que estás hecho, te descubriré por completo, seré quien te explore como nadie lo ha hecho jamás y te aseguro que esa sonrisa nunca se borrará de tu rostro, guardaré tu perfume en un frasquito que oleré cada vez que desee recordarte.
Ella continuó con las caricias sobre el cuerpo del hombre, lo sintió exhaustivamente con su tacto y mientras lo hacía su emoción crecía, no podía creer las sensaciones que experimentaba, quería parar pero no podía, el ritual duró unos quince minutos, hasta que ella entendió que ese encuentro era fugaz, que no se repetiría, por lo que levantó la cabeza del hombre con sus manos, lo miró fijamente y le dijo: ”Si pudieses estar al tanto de las emociones que despiertas en mí, te sorprenderías, nunca pensé que un hombre me hiciera volar, especialmente uno muerto, no puedo, si quiera imaginar, qué pasaría si estuvieras vivo querido amigo casual”.
Ella volvió a apoyar su cabeza sobre la tabla metálica de la sala de autopsias, activo la grabadora de la bitácora médica, diciendo: Individuo caucásico, sexo masculino, posible muerte por ataque cardíaco, procedo con la extracción de sus partes internas.
Ella Toma el bisturí Nro. 4 y la sierra, con el bisturí se abrió paso entre la piel y músculos para retirar sus órganos y con la sierra cortó sus costillas para extraer su corazón y examinarlo, determinando que eran las sospechas iniciales ciertas “Murió del corazón”.
Lo siento amigo, el domingo será el día del amor y de la amistad, pero el destino te jugó una mala pasada y no lo podrás celebrar, estás muerto, paradójicamente por fallas irreparables en tu corazón, pero lo importante es saber las razones y agradezco a cupido que me haya permitido compartir contigo unos instantes gloriosos, descansa en paz.
PAO.
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