domingo, 21 de febrero de 2016

Cumpleaños en rojo.


6;45 en una tarde brumosa y extremadamente caliente, las sombras eran chispas que encendían las fotocélulas de la iluminación en las calles, en las clínicas y demás edificaciones que cumplían con los estándares energéticos de la ciudad.
Maruchita, como cariñosamente le apodaba la familia, llegó a la mejor clínica del Municipio para saber respecto a la condición de su padre, un exitoso y multimillonario empresario que había sufrido un atentado por parte de unos maleantes que que`ían robarle el vehículo y secuestrarlo para cobrar rescate, pero como buen soldado entrenado por grupos élites, su pasión en los ratos libres de su ajetreada vida de negocios, no permitió que el trío organizado cumpliera su objetivo, matando a dos de ellos e hiriendo al tercero, no sin antes recibir tres impactos de bala, una en la cabeza, otra en el pecho y la tercera en su pierna derecha, lo que ameritó una operación complicada, la cual se había extendido por más de tres horas.
Ese día, Maruchita, una niña tosca, acostumbrada a las actividades propias de los varones de su edad, cumplía quince años, y su padre le había prometido la mejor fiesta de todas las que hubiese tenido previamente, todo el día en el colegio estuvo pendiente de la celebración, por lo que no fue informada de la condición del padre hasta que el jefe del grupo de cirujanos le dijo a la familia que las probabilidades del millonario eran limitadas, por lo que sería conveniente que las personas indicadas estuvieran cerca si lograba por lo menos sobrevivir un tiempo a la operación para despedirse.
Un grupo de guarda espaldas irrumpió en el colegio, protegido con tres camionetas negras cuyo tránsito por la ciudad erá agilizado por tres motorizados gubernamentales que formaban parte de la comitiva de seguridad. Al llegar Maruchita a la clínica, corrió directamente al quirófano oeste, donde los galenos trataban de salvar al padre y se refugió en el regazo de la madre cuya cara no era precisamente la de una mujer que esperara lo mejor de la situación.
Pasaron dos horas, de pronto el jefe de cirujanos salió cabizbajo del quirófano, madre e hija temieron lo peor, y así sucedió.
-Estoy sumamente apenado, pero no pudimos salvarlo, los daños eran extensos y el Sr. López no resistió, lo siento muchísimo. Debo ir a servicios asistenciales para coordinar con su abogado todos los trámites posteriores a la autopsia de ley, les avisaré cuando puedan verlo.
Maruchita no se lo podía creer, el día más feliz de su vida, en un suspiro se había convertido , en un infierno, su padre querido, el ser todopoderoso había muerto, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, su voz entrecortada, le temblaban las piernas, aún así quería ver a su héroe, su protector, su manto invencible junto a su madre, quien también se mostraba incrédula.
- Quiero ver a papá Doctor.
- Srta. debe esperar unos 30 minutos, ya que los asistentes están limpiándolo y preparándolo para tal fin.
- No me interesa, replicó Maruchita, quiero verlo ahora, es mi padre, tengo derechos y lo haré, aunque sea a la fuerza (mientra decía lo anterior volteó hacia los dos guardaespaldas que la acompañaban y estos miraron a su vez al Doctor con cara de pocos amigos, por lo que el galeno no tuvo más remedio que aceptar la solicitud).
Se abrieron las puertas del quirófano, la escena era irreal, un cuerpo inerte con sus partes nobles cubiertas sobre una mesa metálica, mientras una enfermera limpiaba con gasas la sangre remanente de su cuerpo. La habitación que minutos antes era un amanecer iluminado por los potentes reflectores , se había transformado en un crepúsculo sombrío y lúgubre, solo las tenues luces de apoyo, le daban sentido a esta obra triste y satírica, montada sobre un piso resbaloso y manchado de rojo , el cual sería limpiado para preparar nuevamente la sala de operaciones. Maruchita apretaba fuertemente la mano de la madre mientras se acercaba en cámara lenta al destino inmovil, tanto que le hacía daño, pero su progenitora nada decía, no era capaz de hacerlo, su voz se había opacado, sus cuerdas vocales no querían emitir sonido alguno. Ya frente a papá, maruchita trató de verlo a través de las cascadas que corrían ante sus ojos, lo miró con ternura, con el amor propio de la hija, y empezó a acariciarlo suavemente, le acomodó el cabello en su frente pàra que pudiese verse esa cara que tanto adoraba, firme, fuerte y con cierto halo de tozudez, apoyó su mejilla sobre la de su padre y justo cuando se disponía a darle un suave beso en su frente se escuchó un coro que gritaba a toda voz "Sorpresa".
Los familiares que se encontraban fuera del recinto entraron como una avalancha de animales nobles, haciendo todo tipo de ruidos con los artefactos típicos de las fiestas, trompetillas, crakeadores, con máscaras cubriendo los rostros, los enfermeros lanzaron todo lo que tenían a la mano al aire, apareció música de la nada y el padre se levantó bruscamente de la mesa, con ese maquillaje perfecto, pálido, realista y abrazó a su hija, quien no salía de su asombro, estaba en shock, hasta que comprendió lo que sucedía, se trataba de su tan esperada fiesta.
El padre le decía:
- Te lo dije hija adorada, te lo dije, tu fiesta de quince años sería inolvidable.
- Pero papá, realmente creí que habías fallecido, parecías muerto.
- Bueno querida hija, te cuento que contraté al ganador de la última edición de Face Off`para que no hubiesen dudas de mi condición.
Todos los trabajadores de la sala oeste fueron invitados a la fiesta, inclusive los enfermos que podían moverse, el padre no escatimó en gastos para darle a su hija la mejor celebración que duró hasta la madrugada.
Justo al amanecer, mientras padre e hija estaban sentados frente a una ventana esperando el asomo del astro rey, ella le agradece por tan especial regalo, a lo que él le replica:
-Hija de mi corazón, quiero que veas bien este escenario, los colores, los olores, las texturas, los sabores, las cascadas de champaña y refrescos, y deseo que nunca te olvides de esto, que permanezca en tu mente por siempre, quiero que en un futuro, espero que lejano, cuando algo parecido me suceda, acudas a mi con la esperanza que todo será un engaño y que aunque te hayan contado lo peor respecto a mi condición, creas que me levantaré y te daré un fuerte abrazo.
Feliz cumpleaños.


PAO.

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