domingo, 14 de febrero de 2016

La casa

La casa, la morada final.
La casa no reside en un nicho.
La casa no reside en el género.
La casa no reside en el color de la piel.
La casa no reside en clichés políticos.
La casa no reside en simbolismos.
La casa no reside en una canción bonita.
La casa no reside en una declaración.
La casa no reside en las apariencias.
La casa no reside en unos dientes brillantes y pieles estiradas.
La casa no reside en bagatelas, piedras preciosas, ropas de diseñadores, alimentos y bebidas caídos del cielo, mientras quienes no cuentan con esa fortuna deben soportar las humillaciones que engordan como puercos a los tenedores del poder.
La casa no reside en el hecho de soportar con la cara #5 la jornada con el permiso del momento, llenando los espacios, bebiendo y gritando como enajenados, esperando desesperados el final del horario formal (unos minutos después de las 17:00) para comunicarse y decir: “Al fin, el martirio se acabó, por este día, espero un Feliz fin de semana”.
La casa no reside en el poco poder que te otorga para sobrevivir la mano que te alimenta, la cual te niegas a morder, hecho que no te hace menos corrupto que ésta.
La casa reside en las acciones, en el respeto por los semejantes, en una conciencia sobria sustentada en educación, valores y el sentido común, en la empatía, en la humildad, la casa reside en el corazón.
Los héroes nunca tendrán una casa mientras que sus aduladores los utilicen como instrumentos para oprimir al pueblo.
PAO

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